Por Eva Gracia
A veces, para apreciar lo que tenemos cerca, debemos marcharnos lejos. Será entonces cuando valoraremos desde lo más espectacular, como las puestas de sol para enmarcar, hasta lo más mundano, como la vajilla en la que nuestra abuela nos sirve un huevo frito (ninguno sabe como los que ella prepara), las zapatillas con las que nos calzamos en casa de nuestros padres en invierno o ese queso que tomamos como aperitivo los domingos.
Rocío Muñoz, sevillana de corazón afincada en Madrid, vivió un proceso similar a ese de añoranzas y aprecio por lo propio, y el resultado fue Real Fábrica Española, una tienda online y física donde la artesanía española de toda la vida saca pecho, donde el tiempo se congela y donde los sentidos vuelven a la infancia.

Después de trabajar durante años fuera de España, Rocío no solo comenzó a apreciar más los productos españoles, sino que se dio cuenta de lo mucho que, fuera del país, se apreciaban esos productos tan auténticos, tan propios, tan singulares y tan artesanales.
Tras recorrer durante un año la geografía española conociendo artesanos que, pese al paso de las décadas, seguían fabricando los mismos objetos lustro tras lustro, Rocío se lanzó a poner en marcha Real Fábrica Española. Y su viaje no hizo más que empezar.
Artesanía que cuida hasta el último detalle
Pasear por la tienda online y física de Real Fábrica Española —está situada en la calle Cervantes de Madrid, ¿casualidad o simbolismo?— supone recibir una punzada de nostalgia en el estómago tras otra.

Por esas naranjas de caramelo que comías en tu infancia, por los caramelos de violeta que inundan la habitación con su olor, por los vasitos de loza en los que desayunabas en tus vacaciones en el pueblo, por las boinas de lana como esa de la que tu abuelo nunca se separaba…
Pero, ¿es Real Fábrica Española una oda a la nostalgia? Más bien, una oda a los objetos fabricados con las manos, con mimo y cariño. Objetos que nos invitan a perdernos en cada uno de sus detalles, objetos que anticipan ese plácido disfrute que van a ofrecerte si se lo permites, objetos que se sienten, objetos que se comprenden de la mano de un recuerdo, que nos transportan a lugares donde no existe el ruido, donde la vida pasa más lenta, donde crear atendiendo a cada paso del proceso, a cada matiz y necesidad, es posible.
Objetos, también, que fueron mimbres para la artesanía contemporánea española. Porque sin esas cestas hechas a mano por un artesano en la puerta de su casa en un pequeño y blanco pueblo andaluz, probablemente, no existirían esas firmas actuales de las que tanto hablamos en Momentos Alhambra que reinventan y reivindican, con diseños contemporáneos, el papel de la artesanía en nuestra sociedad.
Real Fábrica Española, por tanto, comparte su filosofía con crear/sin/prisa, la plataforma de Cervezas Alhambra para descubrir (o redescubrir) talentos nacionales que, con su mente y sus manos, enriquecen el panorama cultural y artístico español. Porque ambas saben apreciar el valor del trabajo manual; ambas comprenden la importancia del detalle; ambas respetan y se impregnan por completo de la materia prima; ambas valoran los procesos creativos que culminan en objetos únicos, singulares y bellos.
El proyecto que Rocío ideó es, en sí mismo, un ejercicio de reivindicación del patrimonio cotidiano y de la artesanía nacional, esa que protagoniza el libro España a mano. Convertido en una guía para los amantes de la artesanía de hoy y ayer, este volumen, que cuenta con la participación de Cervezas Alhambra, está a la venta en la tienda que Rocío Muñoz fundó.
Real Fábrica Española: objetos singulares por los que no pasa el tiempo
«Los clásicos serán siempre modernos», dice una canción. Y parece ser la filosofía que subyace en cada objeto que podemos encontrar en Real Fábrica Española, piezas, a veces, en peligro de extinción. Y piezas que, con su fabricación en el siglo XXI, recuperan técnicas de siempre que podrían haberse visto abocadas a la desaparición.

Esa apuesta de la tienda de Rocío por recuperar técnicas y productos de toda la vida (y darles, muchas veces, un nuevo uso, un nuevo lugar, una nueva vida) entronca directamente con la raíz de la filosofía de Cervezas Alhambra, que apuesta por volver al origen para encontrarnos con lo que queremos —y podemos— ser, con lo que hemos llegado a hacer para comprender hasta dónde podemos crear.
Entre piezas como esas babuchas con borreguito cosidas a mano en Mallorca, esos burritos de mimbre trenzados con cariño y creatividad en los pueblos del sur, esas golondrinas hechas en cerámica en Valencia en moldes originales de 1921 o esos quesos manchegos madurados durante 10 meses e ideales para combinar con una Alhambra Reserva Roja, su espuma dorada y su potente sabor, Real Fábrica Española es un baúl de tentaciones. ¿Por qué resistirse a ellas?