Planes - Rutas
El otro rostro de Málaga: paseo por su costa este
Desde oficios tradicionales hasta librerías de barrio: una mirada diferente a la ciudad de la mano del Estudio Santa Rita y sus recomendaciones
Valoración:
Descargar Guia
Hay ciudades que no solo se recorren, sino que se sienten. Málaga es una de ellas. Asomada al Mediterráneo, con la luz que embellece hasta las esquinas más humildes y una energía que combina lo local con lo cosmopolita, la capital de la Costa del Sol lleva años reinventándose sin perder su alma. De sus barrios marineros a sus museos internacionales, del bullicio de sus terrazas a la paz de sus calas escondidas, Málaga tiene la capacidad de encantar al visitante sin necesidad de alardes.
Quizá por eso resulta tan natural que el Estudio Santa Rita haya surgido aquí. Este colectivo creativo, fundado en el corazón de la ciudad, convierte el imaginario cotidiano en composiciones llenas de color, fuerza y optimismo. Influenciados por el pop art, el surrealismo y los pequeños detalles del día a día, sus obras combinan tipografías expresivas, figuras rotundas y texturas juguetonas que capturan la esencia de lo que nos rodea y lo transforman en algo extraordinario. Aunque trabajan para clientes de todo el mundo, su epicentro emocional sigue estando en las calles soleadas de Málaga.
En colaboración con Cervezas Alhambra, el Estudio Santa Rita ha diseñado una ruta ilustrada por algunos de sus rincones más evocadores. No se trata de un itinerario turístico al uso, sino de un paseo sentimental por lugares que conservan la identidad de la ciudad: sus oficios, sus sabores, sus hábitos y sus historias. Una forma de explorar Málaga a través de la mirada creativa de quienes mejor la conocen.
De los baños al mar: historia viva y horizonte azul
El recorrido comienza en un lugar que parece detenido en el tiempo: los Baños del Carmen, inaugurados en 1918 como un balneario pionero para la alta sociedad malagueña. Situado junto al mar, ofrecía entonces pistas de tenis, embarcadero y hasta un acuario. Hoy, aunque parte de su estructura original se encuentra en ruinas, sigue siendo uno de los rincones más mágicos de la ciudad. Al atardecer, sus vistas doradas sobre el agua hacen que una Alhambra Reserva 1925 —bien fría, por supuesto— sepa a verano eterno.
A pocos pasos, en el barrio de Pedregalejo, se encuentran los Astilleros Nereo, ejemplo vivo de una tradición que casi ha desaparecido: la carpintería de ribera. Reconocido como Patrimonio Histórico Industrial de España, este lugar conserva el arte de construir y restaurar embarcaciones tradicionales como la jábega. Pasear entre sus talleres de madera y olor a sal es entender que Málaga, por más que se modernice, no olvida sus raíces.
Después del mar y la madera, toca un alto en el camino. El Restaurante Las Palmeras, o más bien chiringuito, como se dice aquí, es un templo para los amantes del pescaíto frito. Fundado en 1980 y con una clientela fiel que se renueva cada verano, es conocido por sus espetos y su cocina sencilla, sin florituras. El tipo de lugar donde el mantel es de papel, las cañas de Alhambra Especial, perfectas para acompañar ese pescaíto, llegan sin pedirlas y todo sabe justo como debe saber.
Barrios con alma
La ruta sigue por las playas del Palo, cuatro pequeñas calas que forman parte del antiguo barrio de pescadores. Este tramo del litoral conserva un aire popular y familiar, alejado de los grandes hoteles y del turismo masivo. Aquí todavía es posible ver a vecinos pescando desde la orilla o leyendo el periódico en los bancos del paseo marítimo. Al final de estas calas se encuentra el Monumento a Emilio Prados, poeta malagueño de la Generación del 27, cuya figura queda plasmada en un libro de bronce abierto hacia el mar. Una parada que une cultura y paisaje en un mismo gesto.
Cambiamos de registro, pero no de barrio. Muy cerca se encuentra la Librería Delgado, abierta desde 1978, donde se mezcla la venta de libros con papelería escolar, postales, bolígrafos y cuadernos. Un negocio familiar que sigue resistiendo con dignidad y que recuerda a esos lugares donde uno entra por una carpeta y sale con un poemario bajo el brazo.
Y, finalmente, llegamos a Recyclo Bike Shop, un taller de bicicletas convertido en punto de encuentro. Aquí se puede reparar una bici, alquilar otra o simplemente tomarse una refrescante Alhambra Reserva Esencia Citra IPA. Este espacio combina lo urbano con lo sostenible, lo local con lo europeo, y se ha ganado el corazón de ciclistas, vecinos y curiosos por igual. Porque en Málaga todo —incluso una bicicleta aparcada junto a una mesa con tostadas— puede convertirse en postal.
Esta ruta ilustrada por el Estudio Santa Rita no solo propone un paseo, sino una forma de mirar. Una invitación a detenerse en los detalles, a reivindicar la belleza de lo cotidiano y a entender la ciudad como un collage de historias, olores, texturas y personas. Málaga, vista a través de sus ojos, es un lugar que no se agota, sino que se reinventa a cada paso.
Valorar guía:
Compartir
Suscríbete al descubrimiento
Apúntate a la newsletter de El Mirador y una vez a la semana te haremos llegar una carta con planes, recetas e inspiración. Ahí nos vemos.
Suscribirme