Es Tendencia - Cultura
Oda al aceite de oliva, convertido en objeto de deseo (y decoración)
Del olivar a la mesa (o a la vitrina). Miramos al aceite de oliva desde otro prisma y con un toque sofisticado.
La expresión ‘oro líquido’ nunca se queda corta cuando toca alabar las múltiples virtudes de un manjar como el aceite de oliva. Admirado por sus propiedades, por su sabor y por sus infinitas posibilidades culinarias, su protagonismo en botellas, aliños y decoraciones de platos no sería el mismo sin su característico color dorado.
Irradia como una luz desde nuestra despensa y es fuente de inspiración constante para recetas de todo tipo. Hasta la propia Dua Lipa se ha rendido a sus pies con un descubrimiento como el helado de vainilla con AOVE y sal, lo que demuestra que un ingrediente del día a día también puede ser todo un hito gourmet.
Pero si algo está cambiando nuestra forma de ver el aceite de oliva son las múltiples presentaciones, botellas, packagings únicos y ediciones limitadas que lo acompañan. Una verdadera tendencia que viene pisando fuerte y que se propone llevar la esencia de este ‘productazo’ hasta ámbitos tan diversos como la decoración o la cosmética.
AOVE prémium, un salto más allá de lo gourmet
¿Pagarías cientos de euros por una botella del aceite de oliva más exclusivo del mundo? Quizás es un reto solo apto para bolsillos holgados y paladares entendidos, capaces de apreciar sus aromas, matices y posibilidades culinarias. No obstante, el mercado de lo premium cada vez está más abierto a los productores que ofrecen el aceite de oliva como un manjar único, con precios que pueden llegar a los 265€ por apenas 200 mililitros de producto.
Es el caso de El Mil del Poaig, un aceite de oliva virgen ecológico, proveniente de olivos milenarios de entre 2.000 y 3.000 años de antigüedad. Lo cierto es que la exclusividad de este producto elaborado en Valencia no se ciñe solo al ámbito culinario, sino que se concibe también desde su presentación: una oliera de porcelana hecha a mano y de edición limitada, que a su vez se almacena en una caja de madera.
Es más, si queremos hacer nuestras propias pruebas de aroma y sabor, podemos hacernos con sus vasos de cata, que quedan estupendos en una vitrina y son ideales para cumplir con la teoría de rojo inesperado, cada vez más popular en el mundo del interiorismo.
Otra firma conocida por sus aceites gourmet (y sus packagings de autor) es Oleomile, una empresa familiar ubicada en El Bajo Maestrazgo, en Castellón. La razón por la que su producto es tan especial también se encuentra en la longevidad de sus olivos, de por sí un espectáculo para la vista, con troncos que llegan a los 3,5 metros de perímetro. Entre sus aceites más especiales, destaca el Oldfargus 2000 Luxury, con una producción de apenas 200 botellas al año; y L’Unic 1000 años, con un envase un poco más contemporáneo que hace de este aceite el objeto de deseo perfecto para contemplar y saborear.


Cuestión de packaging
El aceite de oliva es uno de los productos que más ha apostado por el packaging creativo en los últimos años. De hecho, esto ha creado también un interesantísimo mercado para diseñadores de producto, con nombres como el de Isabel Cabello (de cabello x mure) como la artífice de muchas de las botellas más valoradas del mercado.
Entre sus trabajos encontramos joyas como el AOVE Vizconde de Almansa, acompañado por una caja cilíndrica de inspiración rococó; y Hoja de Olivo, que va de lo contemporáneo a lo tradicional con una botella de color naranja y un concepto basado en la Dama de Baza, una escultura íbera descubierta en el Cerro del Santuario (Granada).
Experiencias singulares con aceite de oliva
El universo del aceite de oliva abarca territorios que van más allá de lo estético y lo sabroso. Prueba de ello son los tratamientos cosméticos, las experiencias sensoriales y todos los usos alternativos que lo rodean. Sobre esto sabe mucho un rincón llamado Orolíquido, ubicado en el centro de Barcelona. Esta tienda se ha especializado en la venta de aceite de oliva, pero también organiza viajes temáticos, showrooms para productores, catas y otras actividades.
Por otro lado, si algo ha demostrado la industria del AOVE es su capacidad de reinvención constante. Lo vemos con múltiples productos para el cuidado personal, como el bálsamo corporal y el jabón que fabrica Lasolana2 con su propio aceite; o el protector labial y la crema facial de la marca La Chinata.
Y para quienes todavía crean que el aceite no debe salir de la despensa, merece la pena descubrir propuestas tan originales como el pack de aceites aromatizados de Baeturia, cuatro combinaciones con orégano, romero, picante y ajo negro que abren un abanico infinito de maridajes para jugar con nuestras propias elaboraciones y las variedades de Cervezas Alhambra.
Pequeños tesoros tan decorativos como culinarios que evidencian que el aceite de oliva puede ser, al mismo tiempo, tradición, innovación y puro capricho.
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