image image

¿Eres mayor de edad?

Está a punto de entrar a un sitio web titularidad de Mahou San Miguel cuyo contenido se dirige únicamente a mayores de edad. Para asegurarnos de que sólo es visible para estos usuarios hemos incorporado el filtro de edad, que usted debe responder verazmente. Su funcionamiento es posible gracias a la utilización de cookies técnicas que resultan estrictamente necesarias y que serán eliminadas cuando salga de esta web.

Selecciona un país

clear
Gata Cattana: la mujer sin miedo que dejó huella en Granada Gata Cattana: la mujer sin miedo que dejó huella en Granada

Es Tendencia

Gata Cattana: la mujer sin miedo que dejó huella en Granada

arrow_back Blog

La historia de la música urbana en España no puede relatarse sin hacer una pausa reverencial ante la figura de Ana Isabel García Llorente, conocida como Gata Cattana.

Por Amplificador Lovemonk

Su trayectoria, aunque truncada prematuramente, no fue una estrella fugaz, sino un cometa de paso lento que dejó una estela de erudición, feminismo y andalucismo que todavía hoy, años después de su partida, sigue siendo fuente de inspiración. Para entender el fenómeno Cattana es imperativo recorrer las calles empedradas de Granada, la ciudad que acogió sus años universitarios y sirvió de crisol para crear una propuesta artística que fusionó la contundencia del rap con el legado de la cultura flamenca y la precisión de la teoría política.

Panorámica de Granada.

Granada, con su misticismo y su aura contracultural, fue el lugar elegido para que Ana Isabel pasara de ser una joven curiosa de Adamuz (Córdoba) a transformarse en la Gata. Allí, mientras cursaba la licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad de Granada (UGR), empezó a destilar una visión de la música que rechazaba la vacuidad de la radiofórmula para abrazar la profundidad de los clásicos y la rabia de la calle. Granada no fue solo un lugar de paso. Fue la ciudad donde Ana soñó con comprar un carmen frente a la Alhambra y dedicar su vida al arte. El punto desde el cual, armada con una espada verbal y una sensibilidad extrema, redefinió lo que significaba ser una rapera en el siglo XXI.

La conexión de Gata Cattana con Granada es pura intensidad. Al llegar a la ciudad desde su Adamuz natal, descubrió un entorno de efervescencia intelectual que encajaba perfectamente con su naturaleza inquieta. Fue en los pasillos de la UGR donde empezó a fraguarse esa personalidad felina que utilizaba el rap como una extensión de su visión sobre el poder, la sociedad y la justicia. Sus compañeros y profesores de la época recuerdan a una estudiante que no se conformaba con respuestas simples. Siempre buscaba el argumento convincente, la auténtica raíz de las cosas.

Centro histórico de Granada.

En Granada conoció a Anabel, compañera de piso y su primera socia musical. Juntas formaron el grupo Cattana, un nombre que nació de su inquietud creativa. Aunque el dúo terminó disolviéndose en 2013, Ana decidió mantener el nombre como apellido artístico en un gesto de lealtad a sus orígenes y a la amistad que la vio nacer como MC. La ciudad fue testigo de sus primeros versos recitados sin pudor mientras paseaba por la calle Elvira y de sus grabaciones iniciales. Demos que ya apuntaban a un estilo que ella misma definiría como ‘flamenco bizarro’ en su tema ‘Tientos’.

La ciudad de la Alhambra le permitió a Ana experimentar con la libertad que otorga el anonimato estudiantil. Se sumergió en la escena hip hop local, pero siempre manteniendo un pie en la biblioteca. Una dualidad clave para entender su música. No era una rapera que jugara a ser intelectual; era una intelectual que encontraba en el rap el canal más honesto para comunicar sus hallazgos. Para ella, Granada era "la ciudad de sus sueños", un emplazamiento donde la historia y la modernidad se daban la mano, proporcionándole el marco contextual perfecto para dar rienda suelta a todas sus inquietudes culturales.

Antes de las rimas vino el flamenco. Formó parte del grupo Aquí pongo la Era, donde fusionó sus raíces andaluzas con el pop y el rap más primigenio en el disco ‘Carpe Diem’. Aquella voz aflamencada que tanto la caracterizaría no era un artificio: era su herencia natural.

Joven sosteniendo un radiocassette.

Su estilo es una amalgama sofisticada de influencias que ella supo coser con elegancia. Admiraba a Nina Simone, Amy Winehouse y Princess Nokia. En los versos de Quevedo y Góngora encontraba una actitud mucho más cercana al rap que a la poesía clásica. Su relación con el flamenco era amplia y transversal, con una devoción especial por Remedios Amaya y Estrella Morente, en cuya manera de sentir y decir encontraba una afinidad clara. Entre las figuras que marcaron su camino creativo citaba al Niño de Elche, atraída por su mirada crítica y su forma de elevar el flamenco desde lo político y lo contemporáneo. La huella de Federico García Lorca igualmente atraviesa su obra de manera constante.

Escuchar temas como ‘Limonero’ o ‘Banzai’ equivale a sumergirse en una mezcla perfecta de suavidad hipnótica y contundencia lírica. Ana no necesitaba gritar para ser escuchada; su voz fluía con una cadencia que recordaba a las grandes divas del soul, pero golpeaba con la fuerza de una MC criada en el sur de España. Su música es didáctica porque nos invita a investigar sus referencias, fresca porque rompe con los clichés del rap masculino y optimista porque, incluso en la denuncia, siempre proyectaba una voluntad de cambio y de construcción de utopías.

Concierto de hip hop.

Su poesía revela una profundidad abrumadora. En 2016 autopublicó su primer poemario, ‘La escala de Mohs’, un título que revela su pasión por la precisión y las metáforas científicas. La escala de Mohs es una relación de diez minerales ordenados por su dureza, desde el talco hasta el diamante. Ana utilizó esta referencia para hablar de la resistencia de los principios humanos y de cómo el mundo moderno intenta dañar nuestra integridad.

El salto de Granada a Madrid supuso la profesionalización de su carrera, aunque el camino no fue fácil. Becada por el Instituto Séneca, Ana realizó un máster en Derecho Internacional y Resoluciones de Conflictos que terminó con matrícula de honor. Mientras estudiaba, trabajaba como teleoperadora y compartía pisos en barrios como Aluche o Campamento.

Fue durante su estancia en la capital donde su nombre empezó a sonar con fuerza. Firmar con la agencia de management Taste The Floor en 2011 representó el primer paso hacia una industria que todavía no sabía cómo clasificarla. ¿Era rapera? ¿Era poeta? ¿Era una filósofa con bases de bombo y caja? La respuesta llegó en enero de 2017, cuando agotó las entradas para su concierto en la Sala Sol. Aquella noche, ante un público entregado, se hizo evidente que Ana estaba a punto de explotar a nivel masivo. Su puesta en escena era sobria, elegante, sin aspavientos. Parecía llegar al escenario directamente desde las aulas de la Universidad de Granada, protegida únicamente con su voz y su verdad.

El 2 de marzo de 2017, la noticia de su fallecimiento debido a un choque anafiláctico estremeció la escena urbana. Tenía solo 25 años y un futuro brillante por delante. Su muerte no fue un final, sino el inicio de su ‘eternidad’. Como decía en uno de sus poemas: "se puede estar, aunque no se esté" y la Gata Cattana de hoy es una figura que trascendió la música para convertirse en un símbolo de integridad y rebeldía.

El testamento musical de Gata Cattana es, sin duda, ‘Banzai’ (2017). El título evoca el grito de guerra japonés, un símbolo de entrega total y de ‘ataque definitivo’. Producido por Hielo, Nico Miseria y David Unison, el disco es una obra maestra de la música urbana española que vio la luz póstumamente gracias al esfuerzo de su familia y amigos. Hablamos de un álbum que no se agota con las escuchas. En cada nueva visita, el oyente descubre una referencia, un doble sentido o una melodía que se queda grabada en el alma.

Mural dedicado a Gata Cattana.

Musicalmente, ‘Banzai’ es un viaje que abraza el rap más puro, coquetea con el trap de Atlanta y se sumerge en la electrónica experimental, todo ello hilvanado por el hilo conductor de la voz hipnótica de Ana. Temas como ‘Hermano inventor’ o ‘Fuego’ demuestran una madurez artística impactante. El disco fue recibido con una calificación de 9/10 por la crítica especializada.

Su legado resultó tan impactante que en 2022 se estrenó el documental ‘Eterna’, dirigido por Juanma Sayalonga y David Sainz. La película es un viaje poético por la vida de Ana, utilizando su propia voz recitada y los testimonios de quienes la rodearon en Adamuz, Granada y Madrid. Es una celebración de la vitalidad artística y un recordatorio de que una sola persona puede cambiar el mundo a través de su obra.

En 2015, el grafitero granadino Manuel Navarrete, ‘Dedos’, conoció a Gata Cattana en un slam, una competición de poesía. Desde el primer momento se sintió atrapado por su arte e incluso planearon hacer música juntos, pero su inesperado fallecimiento truncó los planes.

Navarrete tuvo clara la manera con la que la rendiría homenaje. En marzo de 2017, convocó a un centenar de artistas para realizar, durante dos días, un gran mural en la Avenida Juan Pablo II de Granada. Los graffitis, que aún pueden observarse, recogen retratos de Ana Isabel García y mensajes de respeto dirigidos a su memoria. Porque todavía hoy, Gata Cattana sigue siendo ‘la mujer sin miedo’ y su memoria sigue viva en Granada.

 IMÁGENES | UNSPLASH

Compartir


Disfruta mensualmente de todos nuestros contenidos

Suscríbete