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¿De madera, acero o plástico? Consejos para no perderse (y acertar) al elegir tus tablas de cortar
Según higiene, cuidado del cuchillo o puro disfrute visual. Te ayudamos a descifrar qué material de tabla se adapta mejor a tu forma de vivir la cocina
Al abrir cualquier red social, los consejos de cocina son tan frecuentes como contradictorios. Así, un acto que debería ser tan simple como escoger una tabla de cortar se ha convertido en un verdadero debate entre entre visiones tradicionales, expertos en seguridad alimentaria, chefs que recomiendan trucos y marcas que innovan.
Sin embargo, la experiencia nos enseña que en cuestión de cocina no todo es blanco o negro. Entre tanta recomendación, a veces olvidamos que cada material tiene sus pros y sus contras; y que siempre tenemos la posibilidad de combinar tablas según lo que vayamos a cortar o en función de nuestras preferencias.
En sí, la tabla de cortar es el lugar donde comienza toda la alquimia de la cocina y donde los ingredientes empiezan a tomar nuevas formas. Reconociendo su papel protagonista, hemos elaborado una guía sencilla para despejar el ruido digital y ayudarte a escoger la que te acompañará durante tantas sesiones frente a los fogones.
Lo primero: qué tener en cuenta antes de elegir la tabla de cortar
Antes de lanzarnos a comprar la tabla más recomendada por los influencers o la que mejor va con la decoración de nuestra cocina, merece la pena detenernos un segundo a repasar nuestros hábitos. No existe la ‘tabla perfecta’ universal, sino la más adecuada para cada tipo de cocinero. Te recomendamos valorar estos pilares:
1. Higiene y mantenimiento
¿Eres de los que disfruta con el ritual de limpiar y aceitar los utensilios, o eres más de meter todo en el lavavajillas y olvidarte? Si tu caso es el segundo, es probable que te convenga más utilizar tablas con materiales poco porosos.
2. El cuidado del cuchillo
Si has invertido mucho en tus cuchillos o si guardas como oro en paño esos ejemplares que compraste en tu último viaje a Japón, quizás sea más recomendable una tabla de un material ligeramente blando. Si optas por una muy dura es probable que la superficie melle el filo del cuchillo, por lo que perderá su eficacia antes de que le toque el siguiente afilado.
3. Espacio y maniobrabilidad
A veces nos enamoramos de esas tablas de carnicero -inmensas y robustas- sin pensar en la logística de nuestra cocina. Antes de elegir, pregúntate si cabe en el fregadero al lavarla, si hay espacio suficiente en la encimera para trabajar sin agobios y, por supuesto, si tienes hueco para almacenar la tabla cuando no la usas.
4. Estabilidad y seguridad
El movimiento del cuchillo siempre marca el ritmo, pero la base debe ser inamovible. No hay nada más incómodo para un chef que una tabla que baila o se resbala sobre la encimera mientras intentas cortar. Ten en cuenta esto para escoger tablas con buen agarre o patas antideslizantes, sobre todo si tu encimera es de un material demasiado escurridizo.
5. Versatilidad
La estética no siempre es lo más importante, pero es verdad que muchos cocinitas emplean la tabla de cocina también como lugar de emplatado. Una buena tabla puede servir para picar alimentos, o también para presentar una selección de quesos y embutidos para que tus comensales acompañen su Alhambra Reserva 1925. Ten muy presente este aspecto si eres de los que disfruta siendo el mejor anfitrión.
Dime cómo cocinas y te diré qué material necesitas
Una vez analizados nuestros hábitos, el siguiente paso es revisar la oferta más habitual de tablas de cortar. Cada material tiene sus virtudes, sus contras y sus particularidades, por lo que es importante revisar bien todos los casos para acertar. En cualquier caso, si finalmente te equivocas, piensa que siempre puedes compaginar los usos de tablas de diferente material, por lo que en ningún caso estarás tirando el dinero.
Madera, un clásico que te conviene

Más allá de lo bien que pueda quedar cualquier alimento sobre una tabla de madera, las de este material parecen haber sido denostadas a lo largo del tiempo. Sin embargo, para el ámbito doméstico son muy interesantes. Si son macizas, poseen propiedades antibacterianas naturales y son muy compatibles con el filo de los cuchillos, pues su superficie cede ligeramente ante el corte y protege la hoja.
En cualquier caso, requieren de cierto mimo: lavado a mano, secado inmediato y tratamiento con aceite cada cierto tiempo (para preservar su superficie). A cambio, tendrás una tabla cálida y robusta que envejecerá dentro de tu cocina con mucha dignidad.
Plástico (o polietileno), para la batalla diaria

Es la opción para los que buscan practicidad, aunque es importante buscar opciones de alta densidad para evitar que los microplásticos vayan a nuestra comida. Lo mejor es que son económicas, ligeras, aptas para el lavavajillas y nos permiten adquirir el código de colores de las cocinas profesionales (verde para verduras, azul para pescado, rojo para carnes, etc).
Sí que hay que tener presente que las tablas de plástico de poco grosor no toleran bien el calor, lo que a veces provoca que se deformen o liberen microplásticos. Aún así, con la elección adecuada pueden ser una muy buena opción.
Bambú: sostenibilidad del siglo XXI
Desde hace algunos años el bambú se está empezando a usar en tablas de cocina, sobre todo porque el rápido crecimiento de esta planta proporciona a los fabricantes un material ecológico y muy económico. Es una alternativa interesante para la cocina porque tiene un acabado menos poroso, por lo que absorbe menos humedad y bacterias, y también se limpia con facilidad.
Digamos que podría ser un punto medio entre los dos casos anteriores: es más estético que el plástico y tiene menos mantenimiento que la madera maciza. Sin embargo, su superficie puede mermar el filo de los cuchillos si somos de los que cortamos con mucha fuerza.
Acero inoxidable: ¿tendencia o avance?

Ya sabemos que el acero inoxidable se ha convertido en uno de los materiales más presentes en las cocinas. Aunque la estética industrial fascina, y su resistencia y limpieza es fascinante, también hay que ir con cuidado. El acero puede ser un poco hostil para los cuchillos por su dureza, y también resulta resbaladizo cuando se junta con ciertas superficies.
Aún así, para cortes que no requieren gran destreza o como superficie de amasado es una opción ideal: su material es liso, se mantiene frío y no es poroso. ¿Nuestra recomendación? Destina este tipo de tablas para crear y no para trocear.
Piedra y vidrio: también para servir y compartir
El mármol, la pizarra o el vidrio son materiales que elevan cualquier presentación, pero a la hora de cortar comparten el problema con el acero. Son materiales enemigos naturales del filo, lo que además de provocar sonidos estridentes también mella la herramienta al instante.
Eso no significa que tengamos que descartarlas. Pueden ser fantásticas opciones para una tabla de quesos o embutidos, o incluso para un aperitivo que se pueda preparar con las manos, y no con los cuchillos. Además, en el mercado existen opciones de lo más estéticas con las que podrás crear la atmósfera más especial mientras compartes una Cerveza Alhambra bien fría.
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