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‘Treemonisha’, la ‘grand opera’ olvidada ‘Treemonisha’, la ‘grand opera’ olvidada

Música

‘Treemonisha’, la ‘grand opera’ olvidada

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Los acordes saltarines, sincopados, de las canciones que integran la banda sonora de la película ‘El Golpe’.

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Las notas de piano juguetonas de ‘The Entertainer’ o ‘Maple Leaf Rag’, típicas del género denominado ragtime, fueron las mismas que, a principios del siglo XX, otorgaron fama y fortuna a Scott Joplin, un virtuoso músico y compositor afroamericano. Brillante, diestro, desbordante de talento, Joplin, proclamado ‘Rey del Ragtime’ por el público, se entregó, en su momento de mayor popularidad, a la creación de la primera ‘Grand Opera’ folclórica de Norteamérica. Una obra ambiciosa, rica en influencias y matices que, lamentablemente, acabó cayendo en el olvido y sumiendo a su autor en una insondable tristeza. Según consta en la documentación de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, aquella ópera, bautizada como ‘Treemonisha’, vio la luz en 1911, pero no llegó a estrenarse hasta 1972, muchos años después del fallecimiento de su autor, cosechando un notable éxito de público y crítica. El responsable de aquella milagrosa recuperación fue el también compositor afroamericano Dr. T.J. Anderson, director residente de la Atlanta Symphony Orchestra y enamorado de la obra de Joplin. Tres años después, en 1975, el célebre músico Gunther Schuller, realizó una nueva orquestación de ‘Treemonisha’ para que fuera interpretada por la orquesta y coros de la Houston Grand Opera. Schuller destacó entonces que esta obra, en la que se entremezclan elementos característicos de las culturas europea, africana y norteamericana, “es una magnífica mezcla alquímica de estilos y concepciones musicales que, necesariamente, habría fallado en manos de un compositor de menos talento que Joplin”.

Pero, regresemos de nuevo a los albores del siglo XX. Scott Joplin, nacido en Texas alrededor de 1868 -los registros de la época no resultan excesivamente fidedignos-, hijo de la mujer libre Florence Givens y el ex esclavo Giles Joplin, se formó como músico en diferentes bandas itinerantes. Influido por la moda de su tiempo, editó su primera pieza de ragtime en 1899 con el título de ‘Original Rags’. Aquella primera incursión en el género pasó ciertamente desapercibida, pero al segundo intento, cuando lanzó al mercado ‘Maple Leaf Rag’, su vida entera dio un vuelco. En aquellos tiempos la principal vía de ingresos para los compositores era la venta de partituras. Y Joplin despachó miles de ellas ayudado por John Stark, editor de la melodía. Propietario de una pequeña editorial musical establecida en la pequeña ciudad de Sedalia, Missouri, Stark descubrió a Joplin un buen día que se acercó por el Maple Leaf Club, un establecimiento en el que Joplin ejercía de pianista y entertainer. Le gustó la melodía que improvisaba, le pidió que se reuniera con él en su oficina, trascribieron las notas a papel pautado y le pusieron título: ‘Maple Leaf Rag’.Se hicieron de oro.

Joplin dejó de actuar en locales y se centró en la composición y la docencia. Dio clases, siguió creando maravillosos rags y llegó a contar con más de sesenta piezas originales del género, pero en su mente bullía algo más ambicioso: quería escribir ópera al estilo de los grandes autores europeos. En 1903 dio el primer paso en pos de su sueño al crear ‘Un Invitado De Honor’, su primera ópera. La acción tenía lugar en la Casa Blanca y recreaba el histórico encuentro entre el entonces presidente de los Estados Unidos, Theodore Roosevelt, y el líder de la comunidad negra Booker T. Washington. Creó una compañía integrada por 30 personas para representarla y, cuando apenas habían cubierto los diez primeros días de una larga gira que les llevaría por 30 estados, el dinero de las entradas adquiridas de forma anticipada desapareció. Nunca se supo la identidad del autor del robo, pero aquel incidente resultó devastador para las aspiraciones de Joplin. Las deudas comenzaron a acecharle y los acreedores se llevaron todo lo que pudieron, incluidas las partituras originales de la ópera, que se perdieron. A pesar de los esfuerzos de la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, cuyos responsables han dedicado mucho tiempo y dinero en tratar de recuperarlas, actualmente se desconoce su paradero.

Joplin se recompuso y siguió adelante. En 1907 ya tenía listo el libreto de ‘Treemonisha’ y estaba preparado para intentarlo de nuevo. Esta obra, mucho más ambiciosa que su predecesora, tiene como protagonista a una joven de 18 años, Treemonisha, nacida en una plantación de Texarkana. Tras aprender a leer, escribir, sumar y restar, regresa a la plantación y se impone la tarea de formar a su comunidad. Encarna el poder de la mujer afroamericana que se enfrenta a las falsas supersticiones de embaucadores y charlatanes empeñados en causar daño a su gente. El autor, según indica el Dr. T.J. Anderson, incluso llegó a anotar pasos de baile coreografiados en los márgenes de la partitura, lo cual le sitúa como uno de los pioneros a la hora de idear este tipo de espectáculo integral.

En el verano de aquel mismo año, Joplin viajó a Nueva York en busca de financiación. Alquiló un teatro vacío de Harlem y, sin decorados ni vestuario para los actores, interpretó él mismo al piano la partitura completa de la obra frente a los posibles inversores. Nadie mostró el más mínimo interés en arriesgar su dinero para poner en marcha aquella producción.

El rechazo acabó definitivamente con sus aspiraciones y agravó su precario estado de salud, que se había visto afectado por una larga enfermedad desde hacía dos décadas. Imposibilitado para realizar ninguna labor artística, falleció en 1917. Las partituras de ‘Treemonisha’, que quedaron al cuidado de un fideicomiso, resultaron seriamente dañadas en 1962 al inundarse la estancia en la que se conservaban.

El destino parecía abocarlo todo al olvido, pero en 1970 se descubrieron unas transcripciones para piano firmadas por Joplin que permitieron rescatar la obra casi completamente. El 18 de febrero de 1972, ‘Treemonisha’ se estrenó finalmente en el Atlanta Memorial Arts Center. “Yo soy un compositor de rags, pero quiero dejar claro que ‘Treemonisha’ no tiene nada que ver con los rags. En la mayoría de los compases he introducido síncopas propias de mi raza, pero la música no es inherente a los rags y la orquestación y el libreto de la obra la acreditan como una ‘Grand Opera’”, señaló Scott Joplin en su día, cuando le preguntaron por las características de su obra.

Poco antes de que tuviera lugar aquel estreno, el director de cine George Roy Hill entró de improviso en la habitación de su hijo, quien estaba escuchando ragtime en su tocadiscos. Concretamente sonaba ‘The Entertainer’, una pieza firmada por un tal Scott Joplin y la música le pareció perfecta para ambientar la película que estaba rodando junto a Paul Newman y Robert Redford. ‘The Sting’, traducida en España como ‘El Golpe’, se proyectó por primera vez un 25 de diciembre de 1973. Ganó siete oscars y su banda sonora reveló al mundo entero la maestría de Joplin. Cierto es que la trama del filme tenía lugar en los años 30 y que los rags estaban fechados en 1902, pero a quién le preocupan esos pequeños anacronismos sin importancia…

IMÁGENES | UNSPLASH

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