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Escenario virtual, música sin fronteras

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Una ventana abierta al arte, accesible a un clic de distancia desde cualquier lugar del planeta. Las inmensas posibilidades que nos ofrece hoy la tecnología y la garantía de poder difundir contenidos culturales por medios digitales con la máxima calidad, han cristalizado en una colaboración entre Quimeras Producciones y Cervezas Alhambra: Escenario Virtual.

Por Raúl RearMachine

Desde el icónico Estudio Uno de Madrid para todo el mundo, llega una selección de artistas cuya música comparte todos nuestros valores: dedicación, maestría, un gusto desmedido por la perfección en los detalles y el convencimiento de que es preciso detenerse y dedicar el tiempo necesario para disfrutar de la belleza y los placeres de la vida. Esta experiencia conjunta representa la materialización de ese proyecto y los conciertos de MuerdoChano Domínguez & Antonio Lizana y Marlango, constituyen nuestra pequeña aportación a esta encomiable labor de divulgación cultural.

Cervezas Alhambra continúa apostando por las manifestaciones del talento musical que trascienden fronteras a través de este ciclo de conciertos. Un proyecto centrado en el streaming de alta calidad de audio y video que emplea la última tecnología y un sistema de realización multicámara. Para alcanzar la excelencia en las retransmisiones, la iniciativa cuenta, además, con el apoyo y la dilatada experiencia de la productora audiovisual Las del Cine.

Con Muerdo, el proyecto del compositor y poeta murciano Pascual Cantero, damos alas a la fusión de ritmos cálidos magistralmente combinados con la electrónica. Su último trabajo, ‘La Sangre del Mundo’, le ha devuelto a la vanguardia de la escena gracias a una colección de canciones que nos transportan desde el Mediterráneo a los Andes pasando por los escenarios más tropicales. Los sintetizadores, samplers, programaciones y loops añaden ese punto de contemporaneidad y cercanía que el artista perseguía y que, indudablemente, ha conseguido. Un ambicioso álbum que ha contado con colaboraciones de excepción, como las de Lido PimientaNiño de Elche o Perotá Chingó, y en cuya elaboración han tomado parte músicos de primer nivel como Martin Bruhn (Depedro, Calamaro...) Javi Casalla (Bajofondo) o Diego Pérez, productor musical del álbum.

Antes de que Muerdo nos impactara con este soberbio trabajo, ya nos había alcanzado emocionalmente con discos como ‘Flores entre el Acero’ (2011), ‘Tocando Tierra’ (2013), ‘Viento Sur’ (2015), ‘La Mano en el Fuego’ (2018) y ‘Fin de la primera vida’ (2020). Una carrera marcada por la autenticidad, la búsqueda constante de los orígenes y la predilección por los momentos compartidos. Prueba de esto último es que sus álbumes están jalonados de grandes colaboraciones, como las de Pedro Guerra, Lichis, Samuel Vidal, Lupita Ainá, Jordi Mestres, Daniel Tejedor, El Ninho Trompeta, Martín Bruhn, El Kanka, Pascuala Ilabaca, Julia Ortiz, Carlos Tarque, La Mari (Chambao) o Soge Culebra.

La puesta en escena del proyecto conjunto de Sebastián Domínguez Lozano, más conocido como Chano Domínguez, y Antonio Lizana resulta, simplemente, magnífica. La suma del talento de Domínguez como productor, compositor y pianista de jazz al genio de Lizana como saxofonista, compositor, cantaor y referente del Nuevo Flamenco Jazz, es completamente arrebatadora. El encuentro de los dos músicos gaditanos en Nueva York, ciudad en la que reside Domínguez desde hace años, cristalizó en una marea de canciones que se pasean de forma absolutamente natural entre el flamenco y el jazz. Un repertorio que fluye imparable hasta desdibujar las líneas divisorias entre ambos géneros y crear una atmósfera que envuelve e implica irremediablemente a la audiencia. Dos artistas ‘bilingües’ que han sabido conjugar como pocos los idiomas del flamenco y del jazz en temas de elevada carga emocional como ‘El Vaporcito del Puerto’, un auténtico himno para los enamorados de la Tacita de Plata.

La pasión de Chano Domínguez por el flamenco le llegó a través de su padre. Una entrega que le condujo a iniciar su carrera como músico creando un grupo de rock andaluz llamado Cai. Posteriormente, formaría una segunda banda, llamada Hixcadix, y finalmente encararía su carrera en solitario, siempre con un pie en el jazz y otro en el flamenco. Actualmente es uno de los músicos más demandados dentro de su especialidad y ha colaborado con artistas como Enrique Morente, Estrella Morente, Paquito D’Rivera, Paco de Lucía, Carles Benavent, Jorge Pardo, Herbie Hancock, Wynton Marsalis, Martirio o Ana Belén. 

Antonio Lizana, por su parte, comenzó su andadura profesional en 2012 y desde entonces ha publicado tres discos. Trabajos todos ellos que han gozado de una excelente acogida y que le han permitido ofrecer, junto a su banda, cerca de 300 conciertos por todo el mundo. En directo, Lizana evoca permanentemente la idea del viaje desde las raíces del flamenco hasta el jazz contemporáneo, un itinerario que, además de con Domínguez, ha compartido con artistas como Alejandro Sanz, Snarky Puppy, Jorge Drexler, Becca Stevens, Marcus Miller, Jorge Pardo, Chambao, Ari Hoenig o India Martínez.

Melodías pop sugerentes con volutas azuladas de jazz, melancolía de blues y una ambientación que las haría encajar perfectamente en un cabaret de entreguerras o en una película de David Lynch. La propuesta de Marlango, el dúo formado por la actriz y cantante Leonor Watling y el pianista y compositor Alejandro Pelayo, irrumpió en la escena musical a finales de los 90 derrochando hechizo, personalidad y sofisticación. Su primera maqueta, fechada en 1998, contenía 14 temas para piano y voz que ya dejaban entrever la filosofía de la banda. Una declaración de intenciones que se sustanciaría en su álbum de debut de 2004, el homónimo ‘Marlango’, que contó con la participación del trompetista neoyorquino Oscar Ybarra. Curiosamente, el grupo tomó su nombre de la intro en directo que uno de sus referentes, Tom Waits, hizo en 1979 de la canción ‘I wish I was in New Orleans’. En realidad, Waits aludía a una tal Suzy Montelongo y Watling entendió que decía Marlango, por lo que todo obedeció a una afortunada confusión.

A partir de ahí, el reconocimiento. Su discografía continuó con ‘Automatic Imperfection’ (2005), ‘The Electrical Morning’ (2007), ‘Life in the Treehouse’ (2010), ‘Un Día Extraordinario’ (2012), ‘El Porvenir’ (2014) y Technicolor (2018), Cuatro álbumes en inglés y tres en español, los dos últimos de ellos con la banda reconvertida en dúo tras la marcha de Oscar Ybarra. La etapa creativa más reciente de Marlango ha quedado marcada por el trabajo en la distancia, gracias al cual Watling y Pelayo han dado a luz a La Cruda’, su última canción con la que rinden homenaje al cantante José Alfredo Jiménez, a México y, en general, a todos esos lugares en los que se celebra la vida y la música.




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