De dormir en aparcamientos a estampar su firma en himnos globales. La historia de Benny Blanco podría resumirse como la odisea del productor que redefinió el significado del éxito sin buscar la fama.
Por Cervezas Alhambra
Si el pop de las últimas dos décadas tuviera ADN, gran parte de su código llevaría la impronta de Benjamin Joseph Levin, más conocido como Benny Blanco. ¿‘TiK ToK’ de Ke$ha? Suya. ¿’Move Like Jagger’ de Maroon 5 y Christina Aguilera? Suya. ¿’I Kissed a Girl’, ‘Hot N Cold’ y ‘Teenage Dream’ de Katy Perry? Suyas. ¿’Diamonds’ de Rihanna, ’Circus’ de Britney Spears, ‘Issues’ de Julia Michaels, ‘Señorita’ de Shawn Mendes & Camila Cabello, ‘Best Part Of Me’ y ‘Happier’ de Ed Sheeran, o ‘Lonely’ y ‘Love Yourself’ de Justin Bieber? Lo has adivinado: todas suyas. Y la lista sigue y sigue. El nombre de este estadounidense de 37 años figura en los créditos de nada menos que 29 números 1 del Billboard y aparece impreso en más de 500 millones de álbumes vendidos. Pero su historia, una mezcla de intuición, tenacidad callejera, genio musical y devoción por las gambas rebozadas, merece una pausa para ser contada con todos los detalles.
Criado en Reston, Virginia (1988), Benny se enamoró de los vinilos y los cassettes a los 4 años, desde el mismo instante en que su hermano le llevó a una tienda de discos. La música se convirtió en su obsesión. Creció entre dos mundos: la tradición judía de su familia y el hip-hop y el r&b que descubrió a los 6 años cuando cayeron en sus manos dos cintas muy especiales: ‘The World Is Yours’, de Nas, y ‘I Swear’, de All-4-One. Decidió quería ser rapero, pero pronto se dio cuenta de que “a nadie le importaba lo que pensase un chico judío regordete de Virginia”. Cambió de planes y eligió idear ritmos.
Su primera aproximación a la creación musical la realizó a través de un par de radiocasetes que había en su casa. Hacía que interactuasen para recrear y grabar sus beats. O al menos lo intentaba. “Sonaban como lavadoras temblorosas", recuerda. A los 9 años, ganó un concurso escolar que le permitió pisar un estudio profesional. La experiencia fue un shock: “mis primeras composiciones fueron terribles”. Pero no tiró la toalla.
Perseveró. Abrió una cuenta de Myspace en la biblioteca de Reston y se lanzó a la aventura de contactar profesionales de la industria musical. Viajó varias veces a Nueva York para entrevistarse con ejecutivos discográficos. Como no tenía dinero para pagarse un hotel, solía dormir en el coche, más concretamente en los parkings de los McDonald's. Y su favorito era el de Times Square. La leyenda cuenta que una vez se hizo pasar por el abogado de Jay-Z por teléfono, en un intento desesperado por hablar con los jefes de un sello. Años después, el círculo se cerró cuando vivió un mes con Jay-Z en los Hamptons mientras trabajaba en las canciones del quinto álbum de estudio de Beyoncé.
La tenacidad dio sus frutos. Un día recibió un correo del productor David Shayman, más conocido como Disco D, quien le emplazó a una reunión en su ático de Brooklyn. En aquella entrevista le dejó las cosas claras: se iba a Brasil una semana y necesitaba que alguien se encargara de: A.- gestionar el estudio y B.- lograr un mínimo de tres sesiones de grabación durante su ausencia. Benny se esforzó y mantuvo el estudio ocupado con grabaciones todos los días durante su ausencia. Así logró su primer contrato de prácticas, justo antes de cumplir los 18.
Trabajó duro durante más de un año y Disco D le fue enseñando los entresijos del oficio. Aprendió a superponer baterías y a crear estructuras. Asimiló conceptos que desconocía, como el pre-estribillo, la estrofa… Todo. “Me lanzó unas cuantas botellas de agua a la cabeza, pero absorbí bastantes conocimientos musicales”, reconoció.
Tras la muerte de Shayman en 2007, Benny se asoció con el rapero Spank Rock, amigo de Disco D. Juntos lanzaron un EP titulado ‘Bangers & Cash’, basado en dos samples de 2 Live Crew. Lukasz Gottwald, productor nominado a los Grammy y conocido artísticamente como Dr. Luke, quedó impresionado por su trabajo y lo acogió bajo su tutela. Su objetivo: reconducir su carrera y atraerlo al lado más pop del negocio.
Uno de sus primeros proyectos conjuntos fue ‘Circus’, de Britney Spears (2008). Una canción que vendió 5,5 millones de copias globales en un año y que consagró a Benny, con sólo 20 años, como el prodigio más joven de la industria.
La fórmula Blanco es sencilla: la química humana está por encima de la rigidez técnica. "Consigo que los artistas se sientan como si estuvieran en pijama, literalmente. Con Ke$ha compusimos y grabamos 'TiK ToK' comiendo Cheetos en el suelo". Esa misma cercanía le permitió convencer a Snoop Dogg y a Katy Perry de trabajar mano a mano en ‘California Gurls’. Un himno que, en verano de 2010, acabó siendo número 1 en 34 países. La proximidad también le permite dialogar con los artistas y esquivar polémicas innecesarias. Así logró cambiar el título absolutamente explícito de un tema de Justin Bieber y rebautizarlo como ‘Love Yourself’. Mantuvo su esencia pero lo hizo ‘radio friendly’.
Su peak llegó en 2011. Mientras producía ‘Moves Like Jagger’ de Maroon 5, Christina Aguilera apareció en el estudio sin avisar. "Benny improvisó un arreglo vocal en 20 minutos para crear una colaboración… Y esa es la versión que has escuchado en la radio", resumió Adam Levine.
En 2013, con 25 años, se convirtió en el productor más joven en recibir el Hal David Starlight Award del Songwriters Hall of Fame. Pero, nada más pronunciar su discurso de agradecimiento, se sumió en una profunda crisis: "Me sentía un fraude. Todos habían estudiado en el conservatorio. Yo solo tenía oído y suerte".
La terapia le ayudó a remontar y a transformar su dolor en compromiso. Conmovido por la historia de Nilda, una inmigrante hondureña, escribió ‘I Found You’ (2018) junto a Calvin Harris y donó todos los beneficios a fondos proinmigrantes. Además, acompañó el lanzamiento del tema con un pequeño documental sobre Nilda, una madre hondureña. Igualmente se vinculó al programa Support and Feed de reparto de alimentos a personas necesitadas de Los Ángeles a través de un huerto comunitario y, junto a su pareja, Selena Gómez, dona grandes sumas a Rare Impact Fund, organización que ayuda a los jóvenes con problemas de salud mental a nivel mundial.
FOTOS | UNSPLASH
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