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Cómo Substack se ha convertido en la red social de la lectura sin prisa: un rincón de paz en el ruido de internet
En medio de un mundo que todo lo acelera, esta plataforma nos recuerda que leer (a través de la pantalla) también puede ser un acto de pausa
Aunque fenómenos como booktok y Goodreads hayan convertido a los más jóvenes en grandes lectores, para el segmento más adulto este hábito cada vez se hace más complicado. La principal razón -según los estudios- es la falta de tiempo, el ritmo de vida ajetreado y, en definitiva, las prisas.
Tampoco ayudan las notificaciones, los titulares fugaces y el gesto de scroll infinito al que nos enfrentamos a diario cada vez que buscamos algo de distracción en las redes sociales. Quizás por eso echamos en falta rincones de reflexión, de ideas bien contadas y donde los minutos de lectura parecen ensancharse.
Substack es uno de esos espacios: una plataforma que combina lo mejor de los blogs de antaño con el formato de Twitter (ahora X) y la pausa de las newsletters. Un enclave repleto de lecturas auténticas, cercanas y reflexivas, que sirve como refugio ante la prisa y es ideal para quienes valoran un estilo de ocio mucho más consciente.
Qué es Substack y para qué sirve
En pocas palabras, Substack es una plataforma digital en la que cualquier persona puede abrir un espacio propio para escribir y compartir sus textos. Es más, los que experimentaron el boom de los blogs, allá por los años 2000, encontrarán muchas similitudes con este tipo de formato, muy popular antes de que las redes sociales convirtieran internet en sinónimo de inmediatez.
La diferencia frente a ese formato de antaño es que Substack permite el intercambio de contenido entre usuarios a través de suscripciones, temáticas y seguidores, como ocurre en las plataformas de newsletter y en las redes como X o Instagram.
Su propuesta de contenidos es, a su vez, muy sencilla. Facilita un punto de encuentro entre quienes disfrutan leyendo y quienes buscan leer contenidos de calidad, aprender sobre temáticas concretas, divertirse con fanfics o inspirarse con el lenguaje de plumas emergentes. Así, se ha convertido en una herramienta ideal tanto para autores que desean conectar de forma directa con su audiencia, como con lectores que quieren reencontrarse con un contenido más pausado y auténtico.
Cómo funciona Substack: suscripciones, pagos y comunidad
Para entender cómo funciona Substack, basta con pensar en otras plataformas sencillas y directas como X, Instagram o TikTok. Una vez completamos el proceso de inscripción, donde podemos seleccionar las temáticas que más nos gustan, tan solo tenemos que elegir qué autores y publicaciones nos interesan para empezar a seguirlos. Tras esto, comenzaremos a recibir notificaciones (tanto en Substack como en nuestro correo electrónico, si lo deseamos) cada vez que uno de ellos publique un nuevo texto.
Las suscripciones, según lo determine cada autor, pueden ser gratuitas o de pago. En la mayoría de los casos, la opción pagada nos permitirá acceder a textos exclusivos, ediciones especiales, podcasts o más materiales que en la versión gratuita. Además, cada autor se encarga de determinar el precio de sus obras, lo que es muy interesante para que los creadores mantengan el control sobre su propio trabajo.
Aunque, si algo caracteriza a Substack es su espíritu de comunidad, pues la plataforma no solo busca que leamos, sino que también participemos a través de comentarios, debates y, por supuesto, con el apoyo constante a autores más y menos consolidados. En definitiva, un lugar seguro y amable que, al contrario de otras plataformas online, permite que todos compartan sus inquietudes de forma cercana, personal y sin miedo a las críticas injustas.
Perfiles de Substack para descubrir y leer con una cerveza
Por supuesto, todas las lecturas de Substack se disfrutan más cuando hacemos nuestro propio ritual de pausa: un sofá cómodo, un espacio silencioso, unas Cervezas Alhambra frías y la sensación intrínseca de que el tiempo se dilata. Es más, con la premisa de saborear las palabras despacio, te proponemos una selección de autores que comparten la idea de disfrute consciente a través de sus contenidos.

En El Club de la Cabaña, creado por la periodista Eva Morell, la escritura se convierte en refugio a través de una de las pasiones de la autora, las cabañas, auténticos escenarios de inspiración para las entregas que comparte de forma periódica.
Porque, si algo abunda en Substack, son los perfiles creativos. Por ejemplo, la escritora Gema del Castillo utiliza su espacio, News from G, para revelar experiencias personales, reflexiones y confesiones capaces de emocionar con muy poco. Otro rincón de características similares es La octava poesía, de Blanca Quiñónez, que publica pensamientos sobre las contradicciones de nuestro tiempo y relatos personales repletos de intimidad. Y si te interesan estos dos perfiles, pero te apetece un toque extra de lifestyle, es el momento de seguir a En mis 20s, una especie de diario a lo Sexo en Nueva York, pero contado por una gen Z.
En Substack también hay propuestas que estimulan el pensamiento y el aprendizaje, como las que ofrece La Academia s.XXI, que combina conocimiento y reflexión; o las narraciones de La Newsletter de La Llama, un boletín muy fresco y repleto de recomendaciones creado por la librería barcelonesa La Llama Store.
En cualquier caso, lo más interesante de Substack es que podemos seguir el tipo de contenido que nos gusta y, si nada nos convence, también tenemos la posibilidad de empezar a crearlo nosotros mismos. Sin presiones del algoritmo, sin pretensiones y sin una audiencia exigente… es el lugar perfecto para crear con libertad, sin prisa y por el mero placer de expresarnos.
Imágenes | El Club de la Cabaña, La Newsletter de La Llama
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