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Cómo se hace la cerveza sin alcohol
La cerveza sin alcohol se elabora con los mismos ingredientes que la tradicional, pero mediante técnicas como la fermentación controlada o la ósmosis inversa que reducen o eliminan el alcohol sin sacrificar el sabor, el cuerpo ni el aroma.
A primera vista, resulta difícil distinguir una cerveza sin alcohol de una con alcohol. El color, la espuma y hasta el aroma nos remiten a la experiencia habitual de una cerveza bien servida. Pero esa similitud plantea preguntas interesantes: ¿se elabora igual? ¿Se parte de los mismos ingredientes? ¿En qué momento se evita (o elimina) el alcohol?
¿Y cómo se le quita el alcohol a una cerveza? Lejos de ser un simple paso final, el proceso requiere planificación desde el inicio. Algunas se elaboran con una fermentación controlada, que apenas permite la generación de alcohol. Otras siguen el método tradicional y después se ajustan mediante calor o técnicas como la ósmosis inversa, que permiten retirar el alcohol sin comprometer los elementos esenciales.
Cada camino tiene sus particularidades, pero todos comparten algo fundamental: la intención de mantener el equilibrio entre cuerpo, aroma y sabor. Porque lograr que una cerveza sin alcohol siga sabiendo a cerveza no es cuestión de atajos, sino de cuidado y precisión.
En este artículo repasamos sus ingredientes, los métodos más habituales y las claves que hacen posible disfrutar de una cerveza auténtica, aunque sin graduación.
Ingredientes de la cerveza sin alcohol
Aunque se llame "sin", los ingredientes son los mismos que en una cerveza con alcohol:
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Agua: la base de toda cerveza. Su composición mineral influye en el sabor final.
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Malta: normalmente de cebada, aunque también se usa trigo o maíz. Es la responsable del color, el cuerpo y parte del dulzor.
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Lúpulo: da el toque amargo y los aromas florales o frutales. Se utiliza igual que en las cervezas tradicionales.
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Levadura: aquí está el punto clave. Es la encargada de fermentar los azúcares de la malta y transformarlos en alcohol… salvo que el proceso se controle o modifique.
La diferencia no está en lo que lleva, sino en cómo se elabora. El proceso es el mismo, pero se adapta en puntos clave para lograr un resultado sin alcohol que conserve sabor, estructura y equilibrio.
Vamos paso a paso: cómo se elabora una sin alcohol
Elaborar una cerveza sin alcohol no consiste simplemente en eliminar el alcohol al final del proceso. Existen diferentes métodos para conseguirlo, y cada uno implica decisiones técnicas que influyen en el resultado final. Algunas recetas están pensadas desde el inicio para generar una baja graduación. Otras siguen un proceso convencional y se ajustan después para retirar el alcohol. A continuación, repasamos las técnicas más utilizadas:
1. Fermentación controlada
Una de las formas más comunes de reducir el alcohol es intervenir directamente en la fermentación. Se ajusta el tipo de levadura, la temperatura o la composición del mosto para que la actividad fermentativa sea mínima.
El resultado es una cerveza con muy baja graduación y, si se hace bien, con una buena presencia de malta y matices aromáticos. Eso sí, requiere precisión: si el proceso se detiene demasiado pronto, pueden aparecer notas dulces no deseadas o una textura desequilibrada.
Un ejemplo de este enfoque es Alhambra SIN, elaborada mediante una fermentación controlada que limita de forma natural la presencia de alcohol. El resultado es una lager dorada, equilibrada y ligera, que demuestra cómo es posible disfrutar de una cerveza con todo su carácter, incluso cuando el contenido alcohólico es mínimo.
2. Evaporación del alcohol
Otra técnica es elaborar la cerveza de forma habitual y retirar el alcohol posteriormente, aplicando calor. Como el alcohol se evapora antes que el agua, es posible reducir su presencia sin alterar del todo el líquido.
Es un método eficaz, aunque con un riesgo: el calor puede modificar parte del perfil aromático. Por eso, muchas cerveceras ajustan el equilibrio tras el proceso, incorporando lúpulo o retocando la carbonatación para recuperar sensaciones perdidas.
3. Filtrado por membranas (ósmosis inversa)
Este sistema aplica tecnología más precisa: la cerveza se filtra mediante membranas capaces de separar el alcohol del resto de componentes. Una vez extraído, se reconstituye el conjunto, sin necesidad de añadir calor.
Es una técnica que preserva muy bien el perfil original, pero requiere instalaciones más avanzadas y un mayor control técnico. A cambio, el resultado suele ofrecer un carácter muy próximo al de la cerveza con alcohol.
Sin alcohol, pero con toda la intención
Sea cual sea el método, el proceso no termina cuando el alcohol desaparece. A partir de ahí, se ajustan los sabores si es necesario, se añade la carbonatación natural o forzada y se procede al embotellado. Todo para que el resultado final no sea solo una cerveza sin alcohol, sino una cerveza en toda regla.
Detrás de cada trago hay decisiones cuidadosas: desde el diseño de la receta hasta el ajuste final del amargor o la textura. Porque lograr una cerveza sin alcohol que mantenga su identidad requiere oficio, técnica y tiempo.
Lejos de ser una rareza o una alternativa secundaria, la cerveza sin alcohol ocupa hoy un lugar importante en el mercado. Según el Informe Socioeconómico del Sector de la Cerveza en España 2023, ya representa un 14 % del consumo total en el país. Ningún otro mercado occidental alcanza cifras similares.
Eso confirma una realidad que se viene consolidando: cada vez más personas eligen este tipo de cerveza por decisión propia, no solo por necesidad. Y en muchos casos, descubren que se puede disfrutar de todo lo que ofrece una buena cerveza… incluso sin graduación.
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