Creadores - Cultura
De las fotos en horizontal a las cámaras digitales: cómo el audiovisual mira a los primeros 2000
El smartphone transformó la mirada del espectador así como la forma en la que se relacionaba con la fotografía, lo que se tradujo en una preferencia por las imágenes verticales en lugar de las apaisadas. Ahora la horizontalidad parece que está volviendo y algunos perfiles sociales son la mayor prueba de ello.
Aunque pueda parecer imposible, el proceso de idear y capturar una fotografía tiene puntos en común con la elaboración de una cerveza. Al igual que cada imagen muestra el sello de su autor, cada maestro cervecero deja entrever su estilo personal al dotar de un inconfundible sabor a su creación. Además, siguiendo la pausa exigida a la hora de tomar una fotografía, un tiempo propio que no se puede acelerar, las distintas variedades de Cervezas Alhambra son elaboradas sin prisa, ofreciendo a las distintas fases el espacio temporal que demandan.
El encuadre, la mirada del fotógrafo
Eduardo Momeñe afirma en La visión fotográfica (Afterphoto, 2018) que “fotografiar es fácil, lo difícil es mirar; es ahí donde tiene que situarse nuestro aprendizaje”. Al final, una imagen solo es el reflejo de la forma en la que una persona ha capturado un instante de la realidad, en un momento, con una luz y en un espacio concretos a través de los límites que le marca el encuadre escogido. Así, es posible tomar cientos de fotografías de la misma escena y todas tendrán una particularidad que las convertirá en únicas e irrepetibles.
La decisión del tipo de encuadre, horizontal o vertical, tiene un impacto decisivo en el resultado final que se ofrece al espectador. Pero algo más importante y trascendental que la mirada del público es la del fotógrafo, que, a través del objetivo de su cámara, plasma el instante que se muestra frente a él.
El smartphone, el cambio de la mirada
Capturar la imagen en horizontal es el primer instinto que surge al sostener una cámara entre las manos, tanto por el diseño del aparato como por la forma natural en la que el ser humano observa la realidad. Por esta razón, en el momento en el que las cámaras dieron el salto del mundo analógico al digital, la horizontalidad siguió siendo la norma predominante.
De hecho en el 2000, cuando todo el mundo llevaba consigo una pequeña cámara compacta digital, la tendencia continuaron siendo las imágenes apaisadas, y ello incluso con la aparición de las primeras redes sociales. La realidad es que el contenido de internet se consumía mayoritariamente a través de las pantallas de un ordenador y, en consecuencia, las dimensiones de las mismas favorecían las fotografías apaisadas.
Ahora bien, esta mirada cambia con la llegada de los móviles, que obligan a observar una pantalla en formato vertical, y se ha acrecentado con la llegada de las nuevas redes sociales. En ellas, el espacio para publicar está pensado para optimizar las imágenes a las dimensiones del smartphone, dejando franjas de color negro en los laterales superiores e inferiores en el caso de que el formato no se adapte.
El arte, sin prisa, de una mirada
Realizar zoom sobre un objeto acercando o alejando los dedos sobre una pantalla no es lo mismo que girar, de manera casi milimétrica, el objetivo de una cámara. Medir la luz observando la pantalla elimina el romanticismo inherente a ajustar manualmente el diafragma y el obturador, mientras se guiña un ojo y se observa la realidad a través del visor. Son pequeños detalles que cumplen una misma función, con los que se puede obtener el mismo resultado, pero que ofrecen una experiencia completamente diferente de la sencilla acción de tomar una fotografía.
Actualmente cada vez más personas parecen estar uniéndose a una revolución silenciosa por devolver los minutos robados a los procesos, especialmente a los creativos, con lo que está creciendo la moda de mostrar en las redes sociales fotografías realizadas con una cámara analógica. Un ejemplo de ello es el perfil de Carla Dief (@carladief_), en el que los carretes son los grandes protagonistas de su cuenta.
Un regreso a la cámara ‘de toda la vida’ que también está forzando que la sociedad vuelva a mirar la realidad que fotografía en horizontal, y sí, también a través de Instagram. Una corriente que está presente en el perfil de fotógrafos contemporáneos como Tyler Mitchell (@tylersphotos), y de la que no rehuyen en las cuentas de agencias consagradas como Magnum Photos (@magnumphotos).


La mirada horizontal de las redes sociales
Entrar en Instagram y hacer scroll por los perfiles de algunos conocidos fotógrafos pone en valor la importancia que, poco a poco, está recuperando la horizontalidad. En este sentido, la mirada artística de Berta Vicente Salas (@bertavicentesalas) parece no entender de imposiciones de tendencias de encuadre, tan solo de historias que desea contar.
Por su parte, la visión en blanco y negro de José Luis Ollo (@joseluisollo) nos desafía a mirar la vida desde otro encuadre: el cuadrado (aquel con el que, en realidad, todo empezó en Instagram). Y como sumergirse en el trabajo de los miles de fotógrafos presentes en esta red social es una labor imposible de completar con éxito, el repaso de este artículo termina con Jota Barros (@jotabarros_foto), uno de esos fotógrafos cuyo feed ha elegido sacrificar la homogeneidad del diseño de la página principal de su perfil para, en su lugar, publicar imágenes que entremezclan la verticalidad y la horizontalidad. De esta forma evita retorcer su particular mirada de la vida callejera para ajustarse a los marcos definidos por Instagram.
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