¡Nos vamos de gira! Para los artistas es fundamental sentirse cómodos antes de afrontar un tour, así que presentan, por contrato, una serie de exigencias para hacer más llevadera la estancia en los camerinos.
Por René González
Unas demandas son que conocidas dentro del mundillo con el nombre de riders. Agua, fruta fresca, un espejo de cuerpo entero, algo de comida… Las peticiones, por regla general, suelen ser más que razonables, pero la historia de la música está repleta de estrellas que quisieron desmarcarse del resto y convertir sus riders en genuinos ejercicios de extravagancia. Quienes se vieron obligados a lidiar con dichas solicitudes acabaron compartiendo sus experiencias y, gracias a ello, hoy podemos repasar algunos de los riders más delirantes que jamás han existido.
Posiblemente el caso más famoso de exigencias disparatadas sea la cláusula ‘no brown M&M’s’ de Van Halen. Sucedió a lo largo de los años 80, cuando la banda vendía millones de discos y llenaba estadios. La leyenda dice que, enterrada entre docenas de solicitudes, dentro del apartado “munchies”, figuraban los dulces de la marca M&M’s, pero jamás de color marrón. En el supuesto de que alguien encontrara un M&M marrón, el grupo podía cancelar todo el evento, cobrar lo estipulado y obligar al promotor a correr con todos los gastos. Durante años, la anécdota corrió como la pólvora como ejemplo de divismo exagerado por parte de Van Halen hasta que, en 2012, el cantante de la formación, David Lee Roth, arrojó algo de luz sobre el asunto. En realidad, tal y como detalló el vocalista, encontrar caramelos marrones les servía como alerta para detectar que el contrato no había sido leído con atención, lo cual obligaba a la banda a revisar de forma concienzuda todas las medidas de seguridad que exigían en el resto del rider. Requisitos indispensables que, muy posiblemente, también habían sido pasados por alto y cuyo incumplimiento podría derivar en desastre.
Por aquella época, los recintos deportivos no estaban diseñados para soportar la parafernalia gigantesca de luz, sonido y escenario que acompañaba los espectáculos de Van Halen. Si los equipos se colocaban sobre estructuras endebles, eran colgados de la viga inadecuada, mal enchufados o instalados inadecuadamente, la catástrofe estaba casi asegurada. Por ello, cada vez que aparecía un M&M marrón, la carga de trabajo de los técnicos se multiplicaba. Esto sucedió durante un recital que la banda ofreció en el estado de Colorado: aparecieron los temidos caramelos marrones en el catering, la banda canceló el evento y David Lee Roth, para mostrar su descontento, arrasó los camerinos. Posteriormente, el escenario hundió la cancha de baloncesto sobre el que se había colocado y causó daños por valor de 80.000 dólares, lo cual vino a demostrar que la ‘cláusula Van Halen’ funcionaba.
Otro mito con demandas inesperadas es Paul McCartney. El ex Beatle estipula que, al margen del consabido catering vegetariano que acostumbra a degustar, el camerino debe contar con diecinueve plantas frondosas de seis pies de altura y cuatro más de cuatro pies. El rider de Prince durante la gira Musicology de 2004 detallaba que todos los artículos del camerino debían estar protegidos con film transparente hasta que el artista los descubriera. “Esto es absolutamente necesario”, subrayaba el documento.
Año 2011. La británica Adele acababa de romper con su ex pareja y atravesaba por un momento difícil en lo personal. Por ello, durante la gira ‘21’ incluyó una cláusula adicional por la cual, siempre que lo reclamara, debía recibir inmediatamente un paquete de Marlboro Light y un encendedor. En 2014, la actriz y cantante Selena Gómez puso fin a su relación con Justin Bieber y solicitó expresamente que ningún miembro del equipo de trabajo se llamara Justin. Dado que bastantes de los miembros de la plantilla tenían ese nombre, optaron por la creatividad e idearon apodos para cada uno de ellos. Los motes se mantuvieron durante todo el periodo de luto emocional de la intérprete.
En 2018, durante su actuación en el O2 Arena de Londres, la oficina de Britney Spears solicitó que se colgara un retrato de la princesa Diana de Gales en la pared de su camerino debido a que “Britney adora la monarquía”. Y, dentro del apartado de divas del pop, no podíamos olvidarnos de Mariah Carey, quien suele pedir confeti en forma de mariposa, una alfombra y un podio rosas, y un Rolls. Sin embargo, su ocurrencia más celebrada tuvo lugar durante una celebración navideña en Londres, cuando exigió 20 gatitos blancos y 100 palomas. Los responsables de producción consiguieron las palomas para que fueran liberadas en el cielo londinense, pero como no obtuvieron los 20 gatitos adujeron problemas de salud y seguridad. Madonna tampoco podía faltar en este listado, ya que en cierta ocasión reclamó un séquito de 200 personas para cubrir sus atenciones. Y Cher, por supuesto, quien especifica que nunca portará identificación ya que los responsables de seguridad deben reconocerla. Además, puntualiza que necesitará una habitación exclusiva para sus pelucas.
Bush es otro de los grupos que hicieron enarcar las cejas a quienes leyeron su rider. En sus años de mayor éxito, Gavin Rossdale, líder de la banda, exigía que al menos el 10% del personal empleado en la seguridad de sus conciertos fuese mujer. Y, para concluir nuestro pequeño recorrido por las excentricidades de los artistas, recordaremos el momento en el que la estrella del hip hop Jay-Z, además de las consabidas peticiones de bebida, comida, seis camerinos apartados del público, un humidificador o “muebles de buen gusto”, reclamó vehículos muy específicos para desplazarse. Un Maybach 57 o 62, último modelo con cristales ahumados, una furgoneta último modelo para 15 personas y, en caso de haber viajado en avión hasta el lugar del concierto, dos furgonetas más con la misma capacidad para poder ir de fiesta tras la actuación. Cuando eres una estrella, el cielo es el límite.
IMÁGENES | UNSPLASH
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