Son los años 70 y nos encontramos en el corazón del Bronx de Nueva York. La cultura del hip hop empieza a tomar las calles del barrio y los chavales se plantan las camisetas de sus hermanos mayores, que les quedan como carpas de circo.
Por Amplificador Lovemonk
Lo hacen por dos razones, en parte por necesidad y en parte por el simple hecho de molar. Estamos asistiendo al nacimiento de un trend que medio siglo después mantiene intacto su legado: el estilo baggy u oversize. Esa ropa holgada que grita "voy cómodo y no me importa lo que pienses". Lo que empezó como un life hack en los guetos -heredar prendas gigantes era casi obligatorio porque no había dinero para comprar ropa nueva- se convirtió en el uniforme oficial del hip hop. Y desde allí terminó conquistando el mundo entero. Hoy, en 2025, aparece en TikToks virales, desfiles y en los escaparates de las tiendas de tu ciudad.
Todo comenzó en el South Bronx, Nueva York, el epicentro del alumbramiento del hip hop. Estamos en 1973, DJ Kool Herc pincha en una block party y el barrio baila breakdance. ¿Qué cómo viste la gente? Los chavales, fundamentalmente afroamericanos y latinos, llevan la ropa de sus hermanos mayores, tíos o primos. Resultado: camisetas XXL que cuelgan como cortinas, pantalones que necesitan cinturones para no caer al suelo, y chándals de Adidas gigantescos.
¿Por qué baggy? Simple: pragmatismo. Para practicar breakdance necesitabas movilidad total. Los jeans ajustados resultaban incómodos para hacer un windmill sobre el sintasol portátil. La ropa baggy evidenciaba un 'hand-me-down' de un familiar más grande, refería orgullo de clase y reclamaba respeto. No era moda, era supervivencia con attitude.

Las zapas Puma, las Converse Chuck Taylor o las míticas Pro-Keds dominaban los pies con cordones oversized para dar un extra de swagger. Y no era sólo cosa de los B-Boys. Las Flygirls también se sumaban, enriqueciendo lo holgado con un toque femenino. Mientras el mundo disco brillaba con trajes solapón tipo Tony Manero y vestidos de lentejuelas ajustados al vacío, el hip hop reivindicaba el estilo baggy: suelto como su música. Acababa de nacer el streetwear.
Llegó la era dorada. Run-DMC, LL Cool J y Salt-N-Pepa convirtieron las holguras en canon. En 1986, Run-DMC firmaron un contrato millonario con Adidas –el primero de un grupo de rap con una marca deportiva– y posaron satisfechos con sus tracksuits, rompiendo las reglas y vendiendo millones de discos. El estilo oversize pasa de ser ‘ropa de pobre’ a ‘ropa de estrella’ y todo el mundo puede comprobarlo en los vídeos de la MTV. LL Cool J cantando ‘I'm Bad’ con su bucket hat Kangol, una cadena de oro gorda como una serpiente, sneakers y chándal. 100% rebeldía.
En este punto entra en escena Dapper Dan, el rey del Harlem underground. En su boutique de 1982, este genio pirateaba logos de Gucci o Louis Vuitton para plantarlos en chaquetas bomber oversized y abrigos de cuero baggy con toneladas de vibe callejera. Eric B. & Rakim lo llevaron incluso en las portadas de sus álbumes ‘Paid in Full’ y ‘Follow The Leader’. Y en el bando femenino, Salt-N-Pepa mezclaron baggy pants con crop tops y joyas chunky.

Un dato divertido: a finales de los 80, la tendencia baggy se vio influenciada por la cultura carcelaria. Al no disponer de cinturones por cuestiones evidentes de seguridad, a muchos de los reclusos se les caían los pantalones dejando a la vista la ropa interior. De ahí surgió la expresión ‘shaggy pants’ y muchos jóvenes blancos de clase media ansiosos por parecer más ‘malotes’ comenzaron a vestir jeans oversize por todo EEUU.
Para 1989, con N.W.A. y su ‘Straight Outta Compton’ arrasando desde la Costa Oeste, el look se universalizó. Los iconos: Eazy-E & Ice Cube vistiendo bombers, hoodies, gorras de los Raiders y representando el ‘thug life’ californiano. El hip hop se había extendido mucho más allá del Bronx: la tendencia era global y el oversize, su pasaporte.
Llegaron los 90 y lo baggy explotó a lo grande. Todos llevaban pantalones que barrían el suelo (y absorbían agua los días de lluvia), camisetas blancas grandes como sábanas y cinturones tan anchos como los portaherramientas. Marcas black-owned como Cross Colours (fundada por Carl Jones) o Karl Kani fueron las responsables de su comercialización. Cross Colours hizo 100 millones de dólares en 4 años vistiendo a celebridades como TLC, Snoop Dog y hasta a Muhammad Ali. Todo se descontroló. ¿Cómo olvidar el mítico videoclip de Missy Elliott en ‘The Rain’ llevando un traje hecho con una bolsa de basura gigante al más puro estilo baggy?

Timberlands de 6 pulgadas, hoodies enormes, camisetas de la NFL: todo oversized. Wu-Tang Clan luciendo el combo como el uniforme más cool. ¿Y los ‘shaggy pants’? Saltaron de las prisiones a las pasarelas. Cadenas dobles, snapbacks y denim sueltísimo por todas partes. El hip hop vende 2 billones de dólares en moda. Lo baggy no es tendencia, es dogma.
Los 2000 trajeron un cambio. El slim-fit irrumpió llenando las tiendas de ropa de todo el mundo de jeans skinny y camisetas talla S, aunque hubo artistas que resistieron. Pharrell Williams innovó mezclando pantalones baggy con polos fitted. Kanye West, en Yeezy, comenzó a jugar con oversized hoodies. Eminem se mantuvo fiel a sus vaqueros baggy low-rise. Jay-Z, con su marca Rocawear, y Russell Simmons, con Phat Farm, continuó apostando por lo XXL.

¿Cayó derrotado el estilo oversize? ¡En absoluto! Acabó conquistando París de la mano de Virgil Abloh y Kanye West, quienes lo elevaron a la categoría Louis Vuitton: hoodies gigantes con logos y baggy pants en las pasarelas. En 2017, Gucci no solo abrazó los baggy pants en sus desfiles, también homenajeó a Dapper Dan. Balenciaga y Vetements, por su parte, idearon el ‘baggy de lujo’ lanzando pantalones de mil dólares con aspecto de ropa de segunda mano.
En 2020, la pandemia nos obligó a quedarnos en casa una buena temporada y… Boom del comfort: hoodies XXL everywhere, chandals holgados, camisetas cómodas…
Y llegamos al día de hoy. En 2025, el estilo oversize sigue siendo tendencia y parte fundamental de la música urbana. Se ha enriquecido con graphics bold, colores neón, telas luxe, eco-telas… Lo baggy no muere, se reinventa. Lo oversize forma parte de una historia que comenzó con camisetas heredadas en los guetos y ha terminado vendiendo 700 billones de dólares al año. Puede parecer sólo ropa, pero también es cultura musical, raíces, rebeldía y reivindicación de la autenticidad.
IMÁGENES | UNSPLASH
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