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Más allá del arte: El valor subjetivo de los discos Más allá del arte: El valor subjetivo de los discos

Música

Más allá del arte: El valor subjetivo de los discos

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Ediciones limitadas y rarezas. Si hablamos de discos y surgen estos conceptos, sabemos que vamos a encontrarnos con precios muy por encima de lo habitual.

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En el cajón de las ediciones limitadas encontramos álbumes de tirada restringida y, en ocasiones, numerada, lo cual les dota de exclusividad y hace que su valor aumente a ojos de los coleccionistas. En el baúl de las rarezas, hallamos ejemplares que las circunstancias han convertido en excepcionales. Discos impresos con errores o tiradas que se detuvieron para sufrir modificaciones por las más variadas razones. Como ejemplo paradigmático de la primera categoría destaca ‘Once upon a time in Shaolin’, el último álbum lanzado en 2014 por Wu Tang Clan, del que se realizó una única copia y que acabó vendiéndose por dos millones de dólares. 


Dentro del segundo apartado podemos destacar ‘Yesterday and Today’ (1966), de The Beatles, del cual sólo se realizaron unas cuantas copias antes de que la discográfica las retirara por considerar que una portada con los Fab Four rodeados de trozos de carne y muñecas decapitadas era de mal gusto. Si el destino pone en tus manos uno de estos ejemplares, con el cuarteto de Liverpool vistiendo batas de carnicero y atrezzo gore, recuerda que su valor supera los 42.000 euros. Pero esa cifra ni siquiera se acerca a la tasación de los discos más caros del mercado.

‘Once upon a time in Shaolin’ es un álbum único en muchos sentidos. En 2014, cuando el colectivo Wu Tang Clan decidió poner punto final a su carrera, sus miembros acordaron despedirse por todo lo alto. Concentraron seis años de trabajo en 31 cortes y los acompañaron de un libreto de 174 páginas encuadernado en piel. Lo introdujeron todo en una caja artesanal, destruyeron todos los registros relacionados y crearon un disco doble realmente especial, del cual sólo imprimieron una copia. La guardaron en una caja fuerte de un hotel de Marrakech y la sacaron a subasta. El magnate farmacéutico Martin Shkreli presentó la puja más elevada y se hizo con ella a cambio de dos millones de dólares. A partir de ese momento, se desató la locura. Se comentó que Shkreli lo difundiría si Trump ganaba las elecciones, que estaba a la venta en eBay por un millón o que tanto los miembros de Wu Tang Clan como el actor Bill Murray tenían, de acuerdo con las cláusulas que acompañaban a la adquisición, derecho a intentar robar el disco en una ocasión. Lo único cierto es que Shkreli sólo ha llegado a publicar algunos vídeos en los que se le observa escuchando y comentando canciones sueltas, con sonido de muy baja calidad, y que sobre la obra pesan 88 años de derechos de copyright. Si bien el propietario puede difundir su contenido libremente, no puede venderlo.

La historia tras el hasta aquél momento considerado como el disco más caro del mundo no puede ser más triste. Una copia del ‘Double Fantasy’ de John Lennon y Yoko Ono que el propio Lennon firmó a Mark David Chapman horas antes de que éste le asesinara de cinco balazos cuando salía del edificio Dakota de Nueva York. El ejemplar, comprado a través de una subasta realizada en 2003 por 525.000 euros, se convirtió en una rareza de culto ya que, además de conservar el último autógrafo del músico, contiene las huellas dactilares del homicida empolvadas por los agentes de policía encargados del caso.


El siguiente disco más caro está tasado en 271.000 euros y tiene como protagonistas a The Quarrymen, la banda de skiffle creada por John Lennon junto a Paul McCartney, George Harrison John Lowe (piano) y Colin Hanton (batería). Hablamos de un single de acetato que, en la cara A, contiene una versión del ‘That’ll be the day’, de Buddy Holly, y en la B la canción ‘In spite of all the danger’, escrita por McCartney. Toda una extravagancia para la época, ya que las bandas no creaban sus propios temas. Aquello era tarea de los compositores profesionales. Sólo se realizó una copia. Se grabó en 1958, en un pequeño sello de la calle Kensington de Liverpool llamado Phillips Sound Recording Services y los músicos pagaron 17 chelines y 3 peniques por la impresión. Acordaron tenerlo una semana cada uno y fue cambiando de manos hasta caer en el olvido. En 1981, McCartney descubrió que se hallaba en posesión de Lowe y se lo compró para remasterizarlo y realizar copias limitadas, cada una de las cuales tiene un valor aproximado de 10.000 euros.

Aquél acetato se disputaba el título de disco más caro con ‘My Happiness’, la primera grabación que Elvis Presley realizó en 1953. Al igual que el firmado por The Quarrymen, se trata de una copia única en acetato de 78 rpm. Se especula con que Elvis lo grabó como regalo de cumpleaños para su madre o que, simplemente, quería llamar la atención de Sam Phillips, el productor de Sun Records. En cualquier caso, dado que en la casa de los Presley no había tocadiscos, llevó el ejemplar a la casa de su amigo Ed Leek y, tras escucharlo, pasó página y se olvidó de él. Ed lo depositó en una caja fuerte y allí reposó, intacto, hasta que 60 años después se vendió en una subasta. El comprador fue Jack White, de The White Stripes, que en 2013 pagó 265.000 euros por él.


Conociendo sus gustos, no es extraño que White realizara aquél desembolso. El líder de los White Stripes también es el hombre fuerte de la discográfica Third Man Records, un sello altamente especializado en ediciones limitadas. Su mayor hito llegó en 2015, cuando inició el proyecto denominado ‘The rise and fall of Paramount Records’. Una ambiciosa obra de arqueología musical, dividida en dos volúmenes, que requirió de 10 años de investigación y que recopila los sonidos populares de los Estados Unidos durante los años 20 y 30.


El primer volumen, bautizado por White como ‘El gabinete de las maravillas’, se materializa en una exquisita caja de madera de roble. Su diseño evoca a los viejos gramófonos de la época y su interior, forrado de terciopelo color salvia, atesora 800 grabaciones de 172 músicos fechadas entre 1917 y 1927, todas ellas remasterizadas digitalmente. Los temas se dividen en 6 LPs de vinilo de la máxima calidad y van acompañados de un libro encuadernado en cartoné de 250 páginas que narra la historia de Paramount Records y de una memoria USB en forma de llave que guarda una copia digital de todo el catálogo, así como imágenes publicitarias de aquellos años totalmente restauradas. El trabajo, que contó con la participación de Dean Blackwood, del sello Revenant, y de la diseñadora Susan Archie, ganó el Grammy de 2015 al mejor packaging edición limitada y cada una de las 5.000 unidades realizadas salió a la venta por 400 dólares.

Al año siguiente, Third Man Records completó la labor con el lanzamiento del segundo y definitivo volumen del proyecto. Se presentó en una caja metálica que rendía homenaje al diseño Art Decó de los años 30 y, al igual que su predecesor, contenía 6 LPs de vinilo de 180 gramos con 800 cortes remasterizados digitalmente que recopilaban la principal producción musical popular estadounidense grabada entre los años 1928 y 1932. En esta ocasión, la discográfica indagó en la discografía de 175 músicos, entre los que destacaban Skip James, Charley Patton, Son House o The Mississippi Sheiks. En esta ocasión, el packaging incluyó un libro de tapa dura con la historia completa de Paramount Records, un libro de tapa blanda con las biografías de los artistas y una memoria USB con copias digitales de todos los registros.

Esta lista de los discos más valorados de la historia quedaría injustamente incompleta si no mencionáramos la copia del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band firmada por los cuatro Beatles en 1971 y que muchos años después alcanzaría un precio de 257.500 euros; el single de 7’’ ‘Do I love you’, firmado por un novato Frank Wilson en 1965, casi totalmente retirado de la circulación por el responsable del sello Motown y cuyas escasas copias cotizan a 35.000 euros la unidad; las contadísimas impresiones de la primera versión del disco ‘The Freewheling’, de Bob Dylan, tasadas en 31.000 euros; el álbum de The Velvet Underground & Nico con versiones alternativas a la oficial, adquirido en un mercadillo por 70 centavos y que ahora se vende por 22.500 euros, y el disco ‘Stay Away Joe’, de Elvis Presley, especialmente inusual por contener una grabación de 30 minutos de una emisora de radio y que está tasado en 22.000 euros.

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