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Sorgo: el secreto milenario que promete transformar la alimentación saludable
Descubre un cereal antiguo, nutritivo y versátil, capaz de unir tradición y salud en cada plato
La historia del sorgo es antigua y comienza hace más de 10.000 años, pero hoy vuelve a nuestras mesas como uno de los cereales más sostenibles, versátiles y saludables. El Sorghum vulgare es una planta de la familia de las gramíneas, cultivada desde la prehistoria en las zonas áridas del África ecuatorial. Su extraordinaria resistencia a la sequía y su capacidad de crecer en suelos pobres le han valido el sobrenombre de “planta camello”.
¿Qué es el sorgo y de dónde viene?
Con el tiempo, el sorgo viajó por Asia y América, convirtiéndose en el quinto cereal más cultivado del mundo, después del trigo, el arroz, el maíz y la cebada. En Europa, y también en España, ha empezado a recuperar protagonismo gracias a su potencial para la agricultura sostenible y su perfil nutricional único.
El sorgo, de hecho, es resistente como el desierto del que procede y suave al paladar. Se ha convertido en un ingrediente clave para quienes buscan una alimentación equilibrada sin renunciar al sabor.
Hoy se cultiva especialmente en regiones mediterráneas como Andalucía y Castilla-La Mancha, donde el clima seco favorece su desarrollo. Además, su cultivo requiere menos agua y pesticidas que otros cereales, lo que lo convierte en una alternativa ecológica y estratégica frente al cambio climático.
Un grano milenario para la alimentación del futuro
Durante décadas, el sorgo fue considerado un “cereal humilde”, destinado a forrajes o alimentos básicos. Hoy, sin embargo, científicos y chefs lo reivindican como un símbolo de sostenibilidad y equilibrio nutricional. Es resistente, local, saludable y versátil: todo lo que necesita la cocina del siglo XXI. Su cultivo ayuda a preservar el suelo y a reducir el uso de agua; su consumo diversifica la dieta y favorece la biodiversidad agrícola.
Redescubrir el sorgo no es solo un gesto de salud, sino también de conciencia: un regreso a los orígenes, a una relación más sensata y sensorial con lo que comemos. Un grano milenario que, como las cervezas elaboradas con mimo y paciencia, nos recuerda que el verdadero sabor del futuro se esconde en la sabiduría del pasado.

Los beneficios del sorgo: un súper cereal sin gluten
Pequeño pero poderoso, el sorgo es una fuente natural de energía, fibra y antioxidantes. En 100 gramos encontramos unos 10 gramos de proteínas, 70 de carbohidratos complejos y minerales esenciales como hierro, magnesio, potasio y fósforo.
Su gran ventaja es que no contiene gluten, por lo que es apto para personas celíacas o con sensibilidad al gluten. Pero hay más razones para incorporarlo a la dieta:
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Regula el azúcar en la sangre: su almidón se digiere lentamente, evitando picos de glucosa e insulina.
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Protege el corazón: gracias a su contenido en fibra y polifenoles, ayuda a reducir el colesterol LDL.
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Favorece la digestión: la fibra actúa como prebiótico, alimentando la microbiota intestinal.
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Rico en antioxidantes naturales: los compuestos fenólicos del sorgo combaten los radicales libres y retrasan el envejecimiento celular.
Por todo ello, el sorgo se está ganando un lugar destacado entre los llamados superfoods, junto a otros pseudocereales como la quinoa o el amaranto, aunque con una ventaja clara: es más accesible y local.
Cómo cocinar el sorgo: sabor suave y muchas posibilidades
El sabor del sorgo recuerda ligeramente al del arroz integral, con notas de nuez y una textura firme que se adapta a una infinidad de platos. Se puede preparar en grano, en harina o en versión inflada para desayunos y snacks. Antes de cocinarlo, conviene dejarlo en remojo un par de horas.
Después, se hierve durante 30 o 40 minutos (o unos 10 si se utiliza olla a presión), hasta obtener un grano tierno y versátil. Puede servirse en ensaladas templadas o frías con verduras asadas, hierbas y un aliño de limón; incorporarse a salteados o bowls vegetales junto con legumbres o tofu; añadirse a sopas y guisos como alternativa al arroz o la cebada; o incluso prepararse en versión dulce, como un porridge de desayuno con frutas, miel y una pizca de canela.
Además, la harina de sorgo es perfecta para preparar panes, tortitas o pastas sin gluten. En India se utiliza para el bajra roti, una especie de pan plano con un toque rústico y aromático. Y si prefieres algo dulce, puedes probar a hacer bizcochos o galletas mezclando harina de sorgo con otras harinas sin gluten. Su versatilidad lo hace perfecto para experimentar en la cocina mediterránea contemporánea, donde la tradición y la innovación se dan la mano.

Maridaje con cerveza: una combinación inesperada
El sabor suave y ligeramente terroso del sorgo se presta a maridajes sutiles y equilibrados. Por su carácter neutro, combina de maravilla con cervezas de cuerpo medio y notas tostadas, como Alhambra Reserva 1925, cuyo equilibrio entre dulzor y amargor resalta los matices del cereal.
Si el sorgo se sirve en ensaladas con cítricos o en platos fríos con verduras y hierbas, por lo que funciona muy bien con las lager suaves como Alhambra Especial, que aportan frescura y un contrapunto floral. En cambio, si se prepara en platos más contundentes, como un salteado con setas o un risotto vegetal, el contraste con una cerveza tostada como Alhambra Roja realza la profundidad del conjunto.
El secreto, como siempre en la filosofía de Cervezas Alhambra, está en detenerse, saborear y descubrir. Porque el sorgo, igual que una buena cerveza, invita a la calma y a redescubrir el placer de lo esencial.
Imágenes I Unsplash, Wikimedia Commons (David A. Nafría, CC BY-SA 3.0, Salil Kumar Mukherjee, CC BY-SA 4.0)
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