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¿Por qué se llama Radler? El significado está en su origen alemán
Muchos se preguntan de dónde viene un nombre tan poco habitual para una bebida tan popular como Radler. La respuesta nos lleva hasta el sur de Alemania.
Pedir una cerveza con limón puede parecer algo sencillo. Pero cuando esa mezcla se llama Radler, muchos se preguntan de dónde viene un nombre tan poco habitual para una bebida tan popular. La respuesta nos lleva hasta el sur de Alemania, a una ruta ciclista, a una taberna… y a una solución ingeniosa para no quedarse sin cerveza.
¿Qué es una cerveza Radler?
La Radler es, esencialmente, una mezcla de cerveza y limón. Suele elaborarse a partir de una lager rubia y zumo o refresco de limón, en proporciones que varían según el productor, aunque lo más común es el equilibrio mitad y mitad.
El resultado es una bebida ligera, refrescante y con bajo contenido alcohólico (alrededor del 2-3 %), que mantiene el carácter de la cerveza pero con un perfil cítrico más suave y accesible. En España (y en muchos otros países) se ha convertido en una opción habitual, especialmente en los meses más cálidos.
Qué significa el término Radler
Radler, en alemán, significa “ciclista”. Y eso ya da una pista de por dónde va la historia.
La versión más extendida dice que, allá por los años 20, un tabernero bávaro llamado Franz Kugler tenía un local cerca de una ruta ciclista muy popular. Un día de mucho calor, la afluencia fue tal que temió quedarse sin cerveza. Para poder seguir sirviendo a todos sin vaciar sus barriles, tuvo una idea: mezclar la cerveza con limonada.
La mezcla gustó, refrescó… y funcionó. Tanto que la bautizó como “Radlermaß”, que vendría a ser algo así como “jarra del ciclista”. Con el tiempo, el nombre se quedó solo en Radler, pero la esencia no cambió: una cerveza pensada para refrescar.
Cabe mencionar que, aunque hoy encontramos Radlers en cualquier supermercado, hasta principios de los años 90 en Alemania no se podían vender ya mezcladas en botella. Las antiguas restricciones de la Ley de Pureza (Reinheitsgebot) solo permitían su preparación al momento, en bares o casas.
La cosa cambió en 1993, cuando entró en vigor el Vorläufiges Biergesetz (algo así como la Ley Provisional de la Cerveza). Gracias a esa norma, por fin se pudo vender cerveza mezclada ya embotellada, como la Radler, sin tener que prepararla al momento en bares. A partir de ahí, empezó a verse cada vez más en tiendas y neveras, y lo que al principio era una mezcla puntual acabó convirtiéndose en un estilo con nombre propio.
¿Cómo se hace la cerveza Radler?
La fórmula tradicional no tiene muchos secretos: cerveza rubia y limón, en una proporción que suele ser mitad y mitad (aunque puede variar según gustos). Hoy en día, la mayoría de las Radler ya vienen preparadas desde fábrica, y lo cierto es que no siempre llevan zumo natural. Lo más habitual es que usen refresco de limón, por eso suelen ser más dulces y con más burbujas.
Aunque lo más habitual es que se prepare con cerveza rubia, no todas las Radler son iguales. En algunas zonas de Alemania, sobre todo en Baviera, todavía se pide con cervezas más oscuras, dando lugar a lo que se conoce como Dark Radler.
Una bebida pensada para el calor
La Radler fue creada para refrescar. Por eso, sigue siendo una de las mejores opciones cuando suben las temperaturas. Su ligereza, su perfil cítrico y su baja graduación la hacen ideal para comidas informales, tardes de terraza o paseos al aire libre. Incluso hoy, no es raro que siga asociada a salidas en bicicleta, como guiño a su origen.
Es también una opción interesante para quienes prefieren una bebida más suave, pero sin renunciar al sabor y a la experiencia cervecera. Y aunque el verano sea su mejor escenario, su carácter amable la convierte en una elección válida todo el año.
Hoy, ese espíritu se mantiene en propuestas como nuestra Alhambra Radler, una combinación de cerveza lager con zumo natural de limón y un sutil toque de cardamomo que aporta un perfil aromático singular. Una forma actual de reinterpretar aquella mezcla original, pensada para refrescar sin renunciar al carácter ni a la pausa.
Así que ya lo sabes: Radler no es solo una cerveza con limón, es también una forma de entender el disfrute. Nació como solución improvisada para no quedarse sin cerveza… y terminó convirtiéndose en un clásico para ciclistas, terrazas y tardes de verano.
La próxima vez que la pidas, tendrás algo más que contar mientras la disfrutas.
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