En 2017, cuando la entonces recién llegada Rosalía y el productor Raul Refree unieron sus fuerzas para dar a luz ‘Los Ángeles’, el primer álbum de estudio de la cantante, ya se intuía que algo grande estaba a punto de ocurrir.
Por Cervezas Alhambra
El flamenco de siempre estaba ahí, pero la sensibilidad, el fogonazo contemporáneo y la manera de abordar los sentimientos revelaban que las cosas estaban cambiando. Aquella carta de presentación le sirvió a la catalana para darse a conocer y obtener una nominación para los Premios Grammy Latino. No fue un mal saldo, pero al segundo intento, cuando Rosalía se alió en 2018 con El Guincho para producir ‘El Mal Querer’, ahí sí que la escena flamenca tembló hasta los cimientos. La línea roja de la fusión se había vuelto a traspasar, como ya ocurriera en tiempos anteriores con el rock, el pop e incluso con el indie. Por supuesto que hubo quien se rasgó las vestiduras y exigió que se salvaguardara la pureza, pero muchos supieron mirar más allá y descubrir lo que acababa de suceder. El flamenco había entrado en una nueva dimensión, la de la música urbana, que le iba a servir para subir nuevamente de nivel. El disco arrasó literalmente en Spotify, acumulando 2,36 millones de reproducciones en su primer día. En ventas físicas el álbum se disparó en ventas y acabó convirtiéndose en triple platino.
Aunque a algunos puristas les sonase a sacrilegio, la verdad es que todo aquello había sido una excelente idea. ‘Malamente’ y su trá-trá hipnotizaron al público y el resto del disco, impregnado de auto-tune y vanguardia, consiguió que las seguiriyas, los fandangos, tangos, tientos, bulerías y nanas de toda la vida se sacudieran las telarañas y conectaran con una nueva generación. Eso sí, una vez abierta la caja de Pandora era casi obligatorio seguir adelante con el experimento. Flamenco y trap. O flamenquito y reguetón. O rumba y hip hop. O flamenco y electrónica. ¿Y por qué no?
Al flamenco le gusta codearse, cruzarse y combinarse con todo tipo de géneros. Prácticamente desde siempre lo hemos escuchado hermanado con las corrientes musicales más variadas. A lo largo del siglo XX lo hemos visto crecer, actualizarse hasta convertirse en nuevo flamenco y conquistar todo tipo de espacios artísticos. Uno de los proyectos de referencia de esta mezcla fue ‘La Leyenda del Tiempo’ (1979), donde Camarón de La Isla hibridó el género con el rock y lo enriqueció con arreglos de jazz. Otros visionarios fueron Triana, con su fusión de rock y flamenco que apuntaló el camino para todo el rock andaluz, Ketama y su mestizaje con la world music, o Enrique Morente y Lagartija Nick, que lo empaparon de distorsión y tintes alternativos en su disco ‘Omega’, por citar solo algunos ejemplos. Sólo era cuestión de tiempo que, llegado el siglo XXI, le sostuviera la mirada y le hablara de tú a tú, como ha hecho siempre, a las nuevas tendencias.
Muchos artistas que ni siquiera repararon en su presencia al inicio de sus carreras han acabado abrazándolo. Antón Álvarez, aka C. Tangana, es uno de esos grandes artistas superventas que, partiendo de un punto 100% urbano, ha avanzado posiciones progresivamente hasta empapar su música de folclore tradicional. Reconvertido en El Madrileño, ha explorado en la música de raíz, tanto latina como española, colaborando con artistas como La Húngara, Niño de Elche, Kiko Veneno o Antonio Carmona.
La combinación de los palos tradicionales y de sus derivados más pop con las tendencias urbanas ha dado como resultado múltiples corrientes musicales. Flamenco Flow, flamencotón, flamenco electrónico… No hay límites y la cultura de la calle ha dado lugar a un nuevo sonido que evoca en mayor o menor medida al flamenco de siempre impregnándolo de auto tune, ritmos latinos, brochazos electrónicos y letras que nos hablan de la vida en el barrio.
Otro buen ejemplo de esta fusión contemporánea es la colaboración entre la cantaora Rocío Márquez y el productor jerezano Bronquio. Juntos han recorrido un camino bastante desconocido en el que se encuentran la tradición del flamenco más puro y los sonidos electrónicos más innovadores. El resultado conserva la esencia del flamenco pero se siente fresco, urbano y absolutamente underground. Curiosamente, ambos artistas coincidieron por primera vez en un acto de homenaje a ‘La Leyenda del Tiempo’, de Camarón de la Isla, que tuvo lugar en El Puerto de Santa María en 2019.
Un poco más alejado de la ortodoxia de los palos, pero manteniendo el sabor flamenco y bañándolo en tendencias urbanas, nos encontramos con el flamenco flow y con figuras ya consolidadas como Daviles de Novelda, autoproclamado 'rey del flamencotón'. Su tema ‘Flamenco y Bachata’, publicado en febrero de 2021, fue el vídeo musical más visto ese año en Youtube España y ya supera holgadamente los 107 millones de reproducciones en Spotify.
Eso sí, al rey no le faltan príncipes aventajados. El madrileño Omar Montes, el almeriense Rvfv o Nyno Vargas, de Burjassot, son algunos de los nombres que brillan dentro de la corte del flamenco flow, abanderados del mestizaje que fusionan sin complejos todos los estilos que les han marcado a lo largo de su vida. Los mimbres del flamenco están siempre ahí, cohesionando el resultado final y ganando en riqueza artística cada vez que una nueva influencia se suma al conjunt
Un poco más orientada al hip hop que al reguetón, la música de Maka se caracteriza por unir el trap y las sonoridades autóctonas de su Granada natal. Algunos denominan su estilo cantaor MC y otros lo califican de trap flamenco. El título de algunos de sus álbumes, ‘Pvreza’, ‘Raíces’, ‘Alma’, ‘Dvende’, o más recientemente ‘Detrás De Esta Pinta Hay Un Flamenco’, nos ofrecen una idea de lo mucho que pesa la tradición dentro de la obra de este artista urbano.
Modulando en diferentes proporciones la mezcla de ingredientes descubrimos a Moncho Chavea, autodenominado ‘el rey del trap gitano’. El sonido de este artista de Pan Bendito, amigo y aliado musical de Omar Montes y de Original Elias, otro de los referentes del género, reproduce elementos milenarios de las fiestas de los gitanos, como en su tema ‘Tiriví’.
La fusión del flamenco y las últimas tendencias urbanas es una muestra más de que el género está muy vivo y que se adapta perfectamente a los nuevos tiempos. Una evolución, la enésima ya, que abrirá nuevas puertas para conectar con nuevos públicos que, de otra manera, tal vez no se acercarían al flamenco. En definitiva, el arte sigue ensanchando sus fronteras y eso es siempre una gran noticia.
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