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Recetas con pan duro: las mil y una vidas de la cocina andaluza Recetas con pan duro: las mil y una vidas de la cocina andaluza

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Recetas con pan duro: las mil y una vidas de la cocina andaluza

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Un símbolo de la cocina de aprovechamiento que sigue manteniendo toda su esencia en la gastronomía de Andalucía. El pan tiene muchas vidas y esta selección de recetas es la evidencia.

Por Esther Morales

El pan es un sustento básico que ya se preparaba incluso en la prehistoria, símbolo de la cultura mediterránea. Por él suspiramos en las panaderías más creativas y estudiamos cuál de todas las opciones —integrales, de masa madre, con nueces o lino— será la más adecuada para nuestra tosta con aguacate o con tomate. De corteza firme, miga con cuerpo y sabor a leña. Cuatro ingredientes (aceite, levadura, agua y sal) capaces de llenar de recuerdos la mente de generaciones y generaciones.

No obstante, el pan es mucho más que un utensilio para mojar salsas y su valor gastronómico se mantiene mucho tiempo después de salir del horno, incluso cuando ya pierde su frescura. De hecho, especialmente en la cocina de aprovechamiento andaluza se convierte en ingrediente estrella de un sin fin de recetas que responden la pregunta ¿qué hacer con pan duro?

Qué hacer con pan duro: la cocina de aprovechamiento andaluza


El pan duro es un elemento clave de la tradición culinaria andaluza. No se tira, se transforma. Con él se preparan sopas, guisos o ensaladas frías que resumen siglos de ingenio popular. Esta cocina de aprovechamiento andaluza convierte el pan del día anterior en la base de platos tan emblemáticos como las migas, la porra antequerana o la sopa de maimones.

Aprovechar el pan duro no solo es una forma de ahorrar y evitar desperdicios, sino también de mantener viva la memoria gastronómica del sur, donde cada rebanada tiene una historia que contar. En efecto, el pan tiene muchas vidas y esta selección de recetas es la manera perfecta para descubrir qué hacer con pan duro y cómo convertirlo en platos llenos de sabor y tradición.


Andalucía y el pan, una historia en común


Cuando algo resulta largo y pesado, decimos aquello de “es más largo que un día sin pan”; y, a su vez, nuestro refranero popular lo usa continuamente en referencias como “a falta de pan, buenas son tortas” o “donde hay hambre, no hay pan duro”. El pan es un producto omnipresente en la tradición gastronómica española. Si las regiones de la meseta presumen de su harina candeal y Galicia de sus variedades de centeno, molletes, vienas, regañás y tantas otras presentaciones evidencian el arraigo que tiene este producto en Andalucía.

En la provincia de Granada, el mayor orgullo de sus obradores es el Pan de Alfacar, que cuenta con su propia Indicación Geográfica Protegida. Los manantiales de la zona, los toques de tomillo y romero, y la leña del bosque de la Alfaguara le aportan el característico sabor por el que suspiran los entendidos en harinas y migas.

Tampoco podemos dejar de referirnos al llamado pan cateto, una variedad de harina recia y cuerpo firme que se mantiene en excelentes condiciones durante varios días; o a los molletes antequeranos, el panecillo más suave de Andalucía, ideal para tomar de desayuno con jamón, aceite y tomate.

Sea cual sea su tipo de harina y forma, el pan andaluz está ligado no solo a nuestra gastronomía, sino también a nuestro ingenio y capacidad para el aprovechamiento. Por eso una parte importante de nuestras recetas más queridas se realiza con pan duro, o lo utiliza para dar el toque de sabor más característico. Estamos seguros de que más de una te sonará.

Porra antequerana

De la tierra de los molletes también proviene esta delicia, que a muchos recuerda al salmorejo cordobés. El característico sabor del tomate fresco se complementa con pimiento rojo, ajo, sal, aceite y un poco de pan duro, para que espese y permita tomarse a cucharadas. La porra se puede presentar como el salmorejo, acompañada de jamón y huevo duro, o bien con un poco de atún en aceite.

Sopa de maimones

Ahora que se acercan los días de otoño y que se nos hace la boca agua pensando en guisos y planes más rurales, nada como esta receta para ir abriendo el apetito. Se trata de una sopa muy rústica, muy similar a la tradicional de ajo, que incluye además tacos de jamón, huevo hilado y pan duro previamente frito. Una delicia perfecta para los primeros fríos de la temporada.

Conejo al Guilindorro

Este es un tipo de guiso que se suele realizar con conejo, pero que también puede adaptarse a otras carnes. Es una receta muy aromática, con gran presencia del tomillo, el pimentón, el laurel y el vinagre. El toque estrella del majado que da lugar a un plato tan completo son tres rebanadas de pan duro, que se fríen previamente y se incorporan al mortero.

Migas

Cuando de recetas con pan duro y cocina de aprovechamiento se trata, las migas (con permiso de las torrijas) son el mejor ejemplo. Su versión andaluza, fiel a la influencia de la cocina árabe, suele incorporar ingredientes frescos como el pepino, las aceitunas o los rábanos. No obstante, la presencia del ajo y los torreznos es casi igual que en las versiones manchega o aragonesa. Es un plato humilde, sencillo y repleto de sabor, ideal para los que disfrutan del auténtico sabor del pan en todas sus formas.

Trucos para aprovechar mejor el pan duro en la cocina


El pan duro es un recurso versátil y delicioso. Si no vas a usarlo en guisos, puedes convertirlo en picatostes crujientes para sopas o cremas, rallarlo para empanar carnes o croquetas, usarlo como base de rellenos, o incluso darle una segunda vida en postres tradicionales como las torrijas o el pudin de pan. Basta con conservarlo en lugar seco y cortarlo en el momento justo para disfrutar de su textura y sabor al máximo.

Maridaje de recetas con pan duro y Cervezas Alhambra


Tanto cerveza como pan comparten un origen común, directamente relacionado con los primeros cultivos de trigo y cebada. Hoy son el reflejo de una cultura artesanal, en la que proceso y resultado son igual de importantes. El sabor profundo y tostado del pan combina a la perfección con los matices de Cervezas Alhambra

Por ejemplo, Alhambra Especial  acompaña de maravilla la frescura del tomate de la porra antequerana; Alhambra Reserva 1925 resalta los aromas especiados del conejo al Guilindorro. Finalmente, para las migas o la sopa de maimones, nada mejor que Alhambra Reserva Roja, que aporta un toque intenso y ligeramente caramelizado. Pan y cerveza, una unión ancestral que sigue representando el arte de disfrutar sin prisas.


Imágenes | Pexels/Flo Manderebner, iStock/Juanmonino, iStock/carpaumar, iStock/nito100

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