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Awimoweh, Awimoweh... El león duerme esta noche Awimoweh, Awimoweh... El león duerme esta noche

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Awimoweh, Awimoweh... El león duerme esta noche

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“Awimoweh, awimoweh…”. Resulta casi imposible leer la letra sin recrear, aunque sea mentalmente, la melodía de ‘The Lion Sleeps Tonight’, uno de los temas más identificables de la música africana y que cuenta con una historia muy, pero que muy particular.

Por Iñigo Lauzurica Martínez

Una aventura que arrancó a principios del siglo XX en Sudáfrica, que pasó por los Estados Unidos y que acabó regresando al punto de partida inicial. Inocencia, éxito, injusticia y final feliz, todos los ingredientes de una buena película Disney, porque sí, efectivamente, has cantado esta canción mientras veías El Rey León

Comencemos por la primera etapa del viaje. Solomon Linda nació en 1909 cerca de Pomeroy, Sudáfrica. Desde pequeño entró en contacto con la música tradicional, participó en un coro escolar y en su juventud interpretó canciones de origen zulú en bodas y festejos, pero nada hacía presagiar que su talento nos regalaría una de las canciones más alegres, vitalistas y reconocibles de la cultura africana.

Tras pasar por varios empleos y formaciones musicales, en 1933, Solomon se trasladó a Johannesburgo. Lo habitual era que los jóvenes africanos que se dedicaban a la música lo hicieran después del trabajo, promoviendo coros que competían entre sí. Linda supo hacerse un hueco en la escena y obtuvo una plaza para actuar en el Hotel Carlton con su grupo vocal: Solomon Linda & The Evening Birds. Seis cantantes elegantemente vestidos, con trajes de rayas, sombreros y zapatos bitono.

Compaginaba las actuaciones con su trabajo como empaquetador de discos en la Gallo Record Company, el único estudio de grabación del África subsahariana de la época. Un cazatalentos de la firma se fijó en la popularidad de sus Evening Birds y les animó a grabar una canción de prueba. La elegida fue ‘Mbube’, ‘León’ en zulú, y realizaron tres tomas. La primera y la tercera fueron descartadas, pero en la segunda surgió la magia. Las 13 notas del falsete improvisado por Linda y que forman la columna vertebral del tema quedaron plasmadas en un sencillo que llegó a vender cerca de 100.000 copias en Sudáfrica. Todo un logro para un grupo tan modesto.

Y en este punto terminó la primera parte del viaje. Un buen día llamaron a Linda a las oficinas de la Gallo Record Company, le hicieron firmar un papel -ni sabía leer ni tenía la menor idea de lo que eran los royalties- y vendió, sin saberlo, los derechos de la canción. Le entregaron 10 chelines, unos dos dólares al cambio, y el asunto quedó aparentemente zanjado. Pero el destino tenía otros planes.

Dos décadas después arrancó la segunda etapa de nuestra aventura. Por puro azar, la grabación voló hasta Nueva York dentro de un paquete de vinilos. El envío cambió un par de veces de manos hasta que la suerte lo condujo hasta el hogar de Pete Seeger, leyenda del activismo musical en EEUU y del que es necesario contar algunos datos: autor de 40 álbumes, icono del folk y los derechos civiles, compañero de Woody Guthrie en The Almanac Singers, autor de himnos como ‘We Shal Not Be Moved’ (‘No Nos Moverán’), ‘If I Had A Hammer’ o ‘Turn, Turn, Turn’, homenajeado por Bruce Springsteen en su disco ‘We Shall Overcome’, miembro del Rock And Roll Hall Of Fame y del Songwriters Hall Of Fame. El caso es que Seeger se enamoró de la melodía de aquella canción, sustituyó el título del tema por ‘Wimoweh’, que es lo que él creía que decía el coro, y lo grabó con su banda, The Weavers, en 1952.

Reescribió la partitura, pero apuntó erróneamente que su versión estaba inspirada en un tema tradicional africano. Es decir, libre de derechos. Previamente había contactado con la Gallo Record Company y preguntado por el autor, pero le informaron que todo lo que grababan los jóvenes locales era de origen tradicional, de manera que la culpa de aquella confusión no fue suya.

La canción tuvo bastante repercusión y llegó a oídos de Jay Siegel, cantante de The Tokens, quien igualmente cayó bajo su embrujo. Pidió que le tradujeran la letra porque quería cantarla sabiendo lo que decía y le aclararon que lo de ‘Wimoweh’ era pura invención, que la letra original decía ‘Mbube’ y que hablaba de un león. Siegel pidió ayuda a su discográfica, RCA, para adaptar el tema y le asignaron a George Weiss, un arreglista y letrista de altos vuelos. Acababa de nacer ‘The Lion Sleeps Tonight’.

George Weiss conocía bien el sabor del éxito. Había coescrito ‘What a Wonderful World’ junto a Louis Armstrong y ‘Can’t Help Falling In Love’, el superventas de Elvis. Se había labrado una reputación colaborando con artistas como Tom Jones, Dinah Washington o Sammy Davis Jr, entre muchos otros, y sabía reconocer una oportunidad a la primera. En 1961, con Solomon Linda completamente desaparecido de nuestra historia y con su ‘The Lion Sleeps Tonight’ triunfando a lo grande en EEUU, tuvo claro cuál era la jugada ganadora. Demandó a RCA por los derechos de la canción y ganó, lo cual le reportó un enorme e instantáneo beneficio económico. Pero la gran oportunidad se hizo esperar unos cuantos años más. En 1994, negoció con Disney y logró que la multinacional incluyera el tema en la banda sonora de ‘El Rey León’. “In the jungle, the mighty jungle…”.

Y llegamos al tercer y último tramo de nuestro recorrido, en plena década de los dosmiles. Rian Malan, un periodista sudafricano que escribía para la revista Rolling Stone, empezó a tirar del hilo de aquel tema tan exitoso y de origen desconocido. Ató cabos y descubrió que ‘The Lion Sleeps Tonight’ era en realidad ‘Mbube’ y que los herederos de Solomon Linda deberían haber cobrado alrededor de 15 millones de dólares sólo por su uso en ‘El Rey León’.

Con la ayuda de Malan, las cuatro hijas de Linda, residentes en Soweto, iniciaron en 2004 una batalla legal para recuperar parte de los beneficios generados por la canción y los tribunales sudafricanos les acabaron dando la razón. Además, el Ministerio de Cultura de Sudáfrica acabó certificando que ‘Mbube’ no forma parte del repertorio tradicional zulú sino que se trata de un tema 100% original escrito por su padre. Una canción que ayudó a expandir las fronteras de la música africana, que fue fuente de inspiración para otros artistas sudafricanos y que popularizó su riqueza por todo el planeta.





IMÁGENES | UNSPLASH

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