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Por María José Amengual
Aquellas recetas con una historia que cuenta sus orígenes son siempre las más interesantes. Historias que nos transportan a otras épocas y evocan otras formas de vida, pero que se han ido transmitiendo de generación en generación hasta llegar a nosotros. Si, además, son recetas deliciosas y fáciles de preparar, reúnen todos los requisitos para que queramos probarlas.
Algunas de estas recetas las conocemos por nuestras madres y abuelas, pues las hemos disfrutado en nuestros hogares desde la infancia. Otras las hemos descubierto a través de algún amigo o conocido o, tal vez, las hemos probado en un viaje y nos hemos interesado por conocer cómo se preparan.
Muchas veces, nos encontramos con que una misma receta forma parte de la historia gastronómica de varios países, en los que se elabora con algunas pequeñas diferencias en cuanto a los ingredientes utilizados o los pasos a seguir, pero manteniendo su esencia y su origen común.
Así ocurre con la crème brûlée, postre francés pero cuyo origen se atribuye también a España (crema catalana) o Gran Bretaña (crema inglesa). Sea como fuere, lo cierto es que la primera vez que se recogió esta receta fue en un libro francés de repostería en 1691. Su elaboración se divide en tres pasos principales: la cocción de los ingredientes en el fuego, el horneado y el caramelizado, con el que se consigue un delicioso contraste entre una crujiente capa azucarada y una interior suave.
Una Alhambra Baltic Porter es el maridaje perfecto para esta receta, pues al igual que ella, se trata de una cerveza cuidada y singular, creada para apreciar la belleza que solo puede conseguirse a base de dedicación y de tiempo. Sus intensos aromas ahumados, a chocolate y café, la convierten en el acompañamiento ideal para una crème brûlée. Y es que la cremosidad de la receta y la intensidad del azúcar equilibrarán sus matices y la harán aún más sedosa.
Se trata de una cerveza larga y profunda, creada para disfrutar lentamente, respetando la tradición. Un sabor que se redescubre a cada trago y que va seduciendo lentamente, al igual que esta receta de crème brûlée, cuya dulce intensidad se incrementa con cada cucharada.
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