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La IA liquidó a la estrella de la radio La IA liquidó a la estrella de la radio

Música

La IA liquidó a la estrella de la radio

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IA para redactar textos, crear ilustraciones, preparar traducciones, generar proyectos… Y, obvio, para crear y ‘escuchar’ música. La inteligencia artificial ha llegado para quedarse y más nos vale ponernos las pilas porque crece y aprende a un ritmo de locos.

Por Cervezas Alhambra

¿Éxitos creados por bots? ¿Bots que ‘escuchan’ canciones para incrementar su número de escuchas, darles un empujoncito dentro de los charts y hacerse con parte de los beneficios que genera la industria? ¿Expertos legales dándole vueltas al asunto de quién cobra el dinero que genera un tema cuando lo canta una IA simulando la voz de una superestrella? Sí a todo… Y más. Agarraos, porque el tema es tan enrevesado como apasionante.

Abrimos TikTok, la red social que, nos guste o no, marca tendencias musicales con sus vídeos cortos, y buscamos #aimusic. 915,9 millones de visualizaciones, así que confirmamos que el trend es muy real. Nos centramos en las covers. Un dueto de Frank Sinatra & Dua Lipa interpretando ‘Levitating’, 8,1 millones de visualizaciones. Otra colabo loca, esta vez de Ye (Kanye West) y el rapero Playboi Carti haciendo suyo el archiconocido ‘Somebody That I used to Know’ de Gotye: 2,1 millones de reproducciones. Daddy Yankee cantando ‘El Patio de Mi Casa’, 1,8 millones. Un tutorial para hacer versiones de canciones empleando una IA desde el móvil, 1,2 millones. Las cifras hablan e indican por dónde van los tiros.

Al principio todo parecía sencillo, pero en cuanto las IAs musicales han empezado a dar la nota todo se ha descontrolado. Hablamos de herramientas como MusicLM, Soundful, Código Amadeus, Amper Music, AIVA, MusicGen, Loudly, Muse Net, AI Music Magic… Bueno, vale, pero ya creábamos música con ordenadores, esto tampoco puede ser muy diferente, ¿no? Error. Vamos con un ejemplo reciente. En marzo, el archiconocido DJ ganador de dos Grammy, David Guetta, le pidió a Chat GPT que escribiera un tema al estilo del rapero Eminem y, a continuación, acudió al site uberduck.ai para darle voz a su creación. Cuando lo pinchó en una de sus sesiones, el público se volvió loco y le dio igual que lo que sonaba no fuera The Real Slim Shady. 

Bautizado por el propio Guetta como Emin-AI-em, el DJ explicó que el experimento fue “una broma”, que le había llevado poco más de una hora de trabajo y que no tenía intención de comercializarlo. En cuanto a las repercusiones de la IA en la industria musical, el genio de las mesas de mezclas recordó que muchos músicos, hace un par de décadas, atacaron el desembarco masivo de DJs en las salas argumentando que ni siquiera tocaban instrumentos. “Yo no quiero oponerme a ello sino abrazarlo”.

Ok, Guetta no quiere comercializar su experimento. Pero ¿y si quisiera hacerlo? ¿Los temas generados por una IA están protegidas por derechos de autor? Lo que dice la ley es que, para que una obra sea protegible, debe ser original y ser creada por una persona física. Vamos, que para que haya derechos de autor tiene que haber un autor y, en principio, las máquinas no lo son. Lo que no aclara la ley es qué hacemos con el concepto de originalidad, aquello de que las obras reflejan la personalidad de su autor, que justo es la doctrina que emplea el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para tratar de poner orden en estos asuntos. En otras palabras, las respuestas están en camino. Y tampoco sabemos a quién pertenece la música creada por las IAs ya que, insistimos, aquí no hay autor. Pero, por si acaso, las compañías que desarrollan el software ya nos avisan de que los derechos de todo lo que se crea en sus portales les pertenece.

¿Y no podemos ‘inventar’ una figura legal para las IAs? Pues, como suele decirse, estamos en ello. La Unión Europea acaba de dar un paso histórico en este sentido al pactar la primera ley sobre inteligencia artificial del mundo, conocida como IA Act. Una norma que busca equilibrar la seguridad, la defensa de los derechos humanos y el avance de la investigación tecnológica. Complicado, pero no imposible. Vienen de camino una serie de reglas dirigidas a garantizar la transparencia en los procesos y a restringir los riesgos asociados. Dentro del capítulo que nos ocupa, el musical, está previsto que la nueva ley exija que los sistemas IA respeten los mencionados requisitos de transparencia y, lo más importante, que los datos que se han empleado para entrenar estos modelos cumplen escrupulosamente la actual normativa europea sobre derechos de autor.

Abramos la tapa trasera para ver cómo funciona esto. ¿Cómo aprende a crear música una IA? Con entrenamiento. Devorando millones de canciones, estudiando estructuras, patrones, armonías, acordes, melodías… Y procesándolo todo. De ahí que los servicios de streaming, como Spotify o Apple Music, se hayan puesto a la defensiva y hayan amenazado a los desarrolladores de IA con emprender acciones legales si descubren que su software aprende música con sus catálogos. A las plataformas de streaming no les gustan los bots que se entrenan gratis en sus ‘gyms’ musicales ni los que ‘pinchan’ intensivamente determinadas canciones. ¿Cómo? ¿También hacen eso? Por supuesto, y de paso alteran las cifras de escuchas lo cual modifica el reparto de beneficios. Es todo muy complicado…

¿Lo complicamos más? Va, rescatemos por un segundo el caso del Emin-AI-em y hablemos de recrear las voces de artistas famosos. Además del caso de David Guetta tenemos otros ejemplos como la recreación de The Weeknd y Drake marcándose un dueto de locos en ‘Heart On My Sleeve’, los presuntos nuevos hits de Oasis, las canciones recién estrenadas de The Beatles, Freddie Mercury cantando por Guns’n’Roses, Kurt Cobain por REM, Frank Sinatra por AC/DC...  Sólo el vídeo de Drake&Weeknd suma desde abril más de 6,4 M de visualizaciones en YouTube y a nadie se le escapa que aquí hay dinero cobrado por todas esas views sin que los artistas ‘copiados’ vean un euro.

Sí, nos encontramos ante un caso de vulneración de derechos de imagen. O, mejor dicho, de voz, que en el caso de los cantantes está reconocida y protegida por la ley ya que resulta igual o más reconocible que su propia cara. Pero si hacemos la pregunta de quién paga los platos rotos ya conoces la respuesta. ¿a que sí? Efectivamente, no hay ninguna y volvemos a la casilla número uno del juego legal.

¿Y ya está? ¿Nos olvidamos de crear música nueva y lo dejamos todo en manos de la inteligencia artificial? Para nada. Los músicos han comenzado a movilizarse y a reivindicar la calidad superior de las obras originales, compuestas a partir de emociones auténticas. Recientemente, Gordon Matthew Thomas Sumner, más conocido como Sting, y Nicholas Edward Cave, más conocido como Nick Cave, han asegurado que, hoy por hoy, las creaciones musicales de las IAs son simples imitaciones de obras ya existentes. “Yo no creo que me vaya a conmover lo que esa tecnología produzca”, ha señalado Sting. 

Es posible que tenga razón, pero en 1997, el ganador del Premio Pulitzer con su libro ‘Gödel, Escher, Bach’, Douglas S, Hofstadtert, organizó un concierto de tres piezas clásicas. Una original de Bach, otra escrita por un experto (humano) al estilo de Bach y una tercera ideada por un algoritmo. El público debía valorar la que le resultase más auténtica y ya podéis imaginar cuál ganó. Efectivamente, fue la obra digital, seguida por la partitura original de Bach y, en tercer lugar, la recreada por el humano, dejando boquiabierto a Hofstadtert. Y tú, ¿eres un amante de los sonidos orgánicos y desbordantes de emoción? ¿Serías capaz de detectar la diferencia y distinguir los sonidos genuinos, cálidos, llenos de humanidad y creados para ser disfrutados sin prisa?


IMÁGENES | UNSPLASH

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