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Iala Díez transforma el cuero en bolsos para llevar mil y un tesoros Iala Díez transforma el cuero en bolsos para llevar mil y un tesoros

Cultura

Iala Díez transforma el cuero en bolsos para llevar mil y un tesoros

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Por Eva Gracia

Hay accesorios que no solo nos acompañan en el día a día por su funcionalidad, sino que son también un objeto de deseo. En eso, el bolso es el rey: consigue levantar pasiones, acumular devotos y despertar el alma artesana de muchos creadores contemporáneos. Iala Díez es una de ellas: con sus manos, sin ayuda de máquina de coser, da forma a bolsos de líneas arquitectónicas, minimalistas y con una producción artesanal como seña de identidad.

Será por su versatilidad, por su lista infinita de amantes o por su categoría de complemento indispensable, pero los bolsos son ese terreno donde, cada día más, los artesanos de la marroquinería, esos cuyas historias nos gusta descubrir de la mano de Cervezas Alhambra, desarrollan su creatividad. Iala Díez es el pseudónimo de Jessica Tena, una artesana establecida en un pueblo de Valladolid que no escatima en mimos y detalles a la hora de crear sus piezas.

«Estoy aquí para darte un bolso que disfrutarás tú, y en el futuro, querrán pedirte tus nietas», explica Jéssica. Ese es el valor que reposa en el interior de cada uno de sus diseños: están concebidos para durar en el tiempo, para sobrevivir a las tendencias y a los ritmos industriales que imperan en el siglo XXI.

Artesanía para la vida moderna

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Siempre hay quienes nadan a contracorriente. Quienes, como Jéssica, prefieren crear con paciencia y tiempo que rendirse a la celeridad de la producción en serie. «Tengo dos razones para apostar por la artesanía más pura, la de horas y mucha dedicación: eres irrepetible y te gusta que te dediquen tiempo», señala la impulsora de Iala Díez.

Jéssica concibe cada bolso, por un lado, como una pieza irrepetible, con esas perfectas imperfecciones que da la fabricación a mano. Y crea cada bolso como un regalo: sus piezas no son meros diseños, son futuros contenedores de historias, compañeros de vida de mujeres que huyen de lo anodino.

«Ese es el verdadero lujo de la artesanía, el rato que el artesano controla cada movimiento de sus manos, que está concentrado, que sabe cuándo y cómo usar cada herramienta», subraya Jéssica. Y ese principio enlaza, directamente, con la filosofía que define a Cervezas Alhambra: la pasión por el detalle, el cuidado de cada paso en el proceso de elaboración, la importancia del proceso creativo, el valor de una técnica depurada con la experiencia.

Del mismo modo que la casa cervecera granadina invierte el tiempo que sea necesario en pulir las recetas de sus nuevos lanzamientos, como Alhambra Baltic Porter, y en preservar el modo de elaboración de sus clásicos, como Alhambra Reserva 1925, Jéssica Tena pasa horas y horas ideando sus patrones y diseños.

«Tardo 80 horas en diseñar y afinar cada modelo. Hago más de 10 pruebas antes del modelo definitivo. Coso durante alrededor de 4-6 horas y empleo 20 metros de hilo en cada bolso», subraya.

La sencillez de lo elaborado

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En el caso de los bolsos de Iala Díez, la larga elaboración de sus diseños no está reñida con la sencillez. «Uso solo siete herramientas manuales y tres materiales, piel, hilo y pintura», explica Jéssica.

Como les ocurre a tantos otros artesanos contemporáneos, esos a los que Cervezas Alhambra busca visibilizar y apoyar, entender la sencillez como un proceso en el que despojarse de lo superfluo y prescindible es, en el caso de Iala Díez, la clave para dar con diseños atemporales, duraderos, que trasciendan el paso de los años.

«La receta de la buena artesanía tiene cuatro ingredientes: los materiales nobles, el tiempo y la dedicación. El cuarto ingrediente es conocer quién lo va a llevar», destaca Jéssica Tena.

Ella, al diseñar, piensa en las mujeres que se acompañarán en sus bolsos en su día a día; del mismo modo, Cervezas Alhambra, al elaborar sus variedades, piensa en quieres acompañarán su vida cotidiana, en esa búsqueda del detalle desapercibido, de mirar nuestra realidad con otros ojos, de una Alhambra Especial. O, quizá, en quienes darán un toque de distinción a su mesa con una Alhambra Reserva Roja, dejándose llevar por sabores conocidos como si los probaran por primera vez.

Junto a la apuesta por redefinir el concepto de sencillez, son muchos los artesanos contemporáneos que como Iala Díez, hacen de la sostenibilidad otro de sus valores fundamentales.

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Esta firma de bolsos, por ejemplo, trabaja con pieles curtidas con taninos vegetales y teñidas con tintes naturales. «Son las únicas pieles que no contienen materiales pesados como el cromo, que produce alergias, es perjudicial para la salud y contamina los ríos durante años», abunda Jéssica Tena.

La sostenibilidad que defiende esta artesana es otro de los valores que comparte con Cervezas Alhambra, pues la casa granadina ha puesto en marcha su proyecto de Terrazas Sostenibles para contribuir a generar un aire más limpio y a apostar por el mobiliario reciclable y reciclado, y al igual que esta iniciativa, también pasa por el empleo de materiales de proximidad.

En el caso de Iala Díez, «todos los proveedores son nacionales. La piel viene de un pueblecito que vive de la tradición de las curtidurías y que está a menos de 60 km de mi estudio. Una gran suerte. El resto de materiales provienen de talleres muy pequeños que producen con mimo y comparten conmigo la obsesión por el trabajo artesanal», comenta la fundadora de esta marca. Y es que, como subraya Jéssica, «la artesanía con personalidad se lleva siempre».