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Esta canción me suena...¿Plagio, inspiración o casualidad? Esta canción me suena...¿Plagio, inspiración o casualidad?

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Esta canción me suena...¿Plagio, inspiración o casualidad?

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En la sala, los altavoces entregan las primeras cuatro notas de una canción. El oído la reconoce como ‘Stairway to Heaven’, el célebre tema de los británicos Led Zeppelin… ¿O no? En realidad es ‘Taurus’, de los angelinos Spirit. Al comparar los riffs iniciales, la duda es inevitable. ¿Plagio, inspiración o simple casualidad?

Por Iñigo Lauzurica Martínez

Teniendo en cuenta que ‘Taurus’ se publicó en 1968 y que ‘Stairway to Heaven’ hizo lo propio en 1971, que ambas bandas habían compartido gira y que Page y compañía conocían el repertorio de sus colegas, los integrantes de Spirit se inclinaron por la primera opción y pusieron el asunto en manos de los jueces. El litigio dio comienzo en 2014 y se resolvió finalmente el pasado marzo. Tras varias idas y venidas legales, un jurado de apelaciones norteamericano confirmó la sentencia de 2016 que daba la razón a Led Zeppelin y, en base a la Ley de Copyright de 1990, cerró el caso en favor de los demandados. Sólo en los 6 años que ha durado el juicio, la canción ha generado 3,4 millones de dólares de beneficios por derechos de autor.

Es posible que haya sido el caso más mediático de presunto plagio musical, pero ni ha sido el primero ni, desde luego, será el último. Y en cada situación la maquinaria legal ha alcanzado una conclusión distinta. Basta con echar la vista atrás unos años y rescatar el superventas ‘Blurred Lines’, firmado por Pharrell Williams y Robin Thicke, para encontrar el resultado inverso. El tema barrió en las listas de éxitos de 2013 y los herederos de Marvin Gaye interpretaron que guardaba excesivas similitudes con la canción ‘Got to give it up’, de 1976, por lo que interpusieron una demanda en 2015. El tribunal falló a favor de la familia del músico fallecido y, en diciembre de 2018, ordenó a Williams, Thicke y al sello More Water From Nazareth a abonar 5 millones de dólares a los demandantes, así como a entregarles el 50% de los royalties que la canción generase a futuro. Un desenlace no del todo equitativo teniendo en cuenta que hasta el momento en el que se interpuso la denuncia ya había cosechado 16 millones de dólares. En una entrevista concedida al productor Rick Rubin, Williams reconoció haber empleado “ingeniería inversa” al componer el tema. “Tratamos de descubrir si podíamos construir un edificio que no fuese igual pero que te hiciera sentir de la misma manera. Lo hice con ‘Blurred Lines’ y me metí en un lío”, detalló.

George Harrison acabó en aquel mismo lio, aunque en su caso el tribunal dictaminó que lo hizo “de forma inconsciente”. Su My Sweet Lord de 1970 acabó ante el juez en 1971 porque la melodía principal se acercaba mucho a la de He’s So Fine’, interpretada en 1963 por The Chiffons y compuesta por Ronnie Mack. Aunque el ex Beatle se defendió argumentando que la base inspiracional de la canción era el popular himno cristiano Oh, happy day’, la sentencia acabó condenándole a pagar una elevadísima suma a los denunciantes. Cerca de cinco millones de dólares según los rumores, una verdadera fortuna para la época. La guinda del pastel la pusieron las propias Chiffons en 1975, cuando con el caso ya cerrado publicaron una ciertamente mediocre versión del ‘My Sweet Lord’ de Harrison.


En ocasiones, las canciones originales resultan tan inspiradoras que se dan casos de presunto plagio en cascada. Es lo que le ocurrió a The Hollies con su tema The Air That I Breathe’, de 1974. Rondor Music, compañía editora de aquel éxito, denunció a Radiohead porque su ‘Creep de 1993 transitaba por acordes demasiado cercanos y, en 1994, los de Thom Yorke se vieron obligados a reconocer que se habían apoyado en la composición de The Hollies para crear su himno. Tanto, que incluyeron a Albert Hammond y a Mike Hazlewood en los créditos de su tema. Pero la historia no concluyó ahí. En enero de 2018, Radiohead demandó a Lana del Rey por plagiar Creep en su single Get Free’. Inicialmente, la cantante ofreció a la banda el 40% de los créditos de la canción pero estos rechazaron la oferta y exigieron el 100%. El asunto debió aclararse de forma extrajudicial, ya que nunca llegó a difundirse resolución legal alguna y en marzo de aquel mismo año Lana del Rey volvió a interpretar el tema en sus conciertos dando por zanjada la disputa legal.

El clásico del britpop de los 90, Bittersweet Symphony’, publicado por The Verve en 1997, también se vio envuelto en un agridulce litigio por presunto plagio, si bien en este caso la banda liderada por Richard Ashcroft parecía contar con los permisos para llevarlo a cabo. The Rolling Stones demandaron a The Verve por utilizar un sampleado del arreglo orquestal de su The Last Time’, una pieza fechada en 1965. Ashcroft y los suyos habían cerrado un acuerdo con Decca para poder utilizar cinco notas de la mezcla del tema realizada por la Andrew Oldham Orchestra, pero el loop tomó prestados más elementos musicales de lo pactado y acabó convirtiéndose en el cuerpo central del tema. El ex manager de los Stones, Allen Klein, lo vio claro y no dejó pasar la oportunidad. Demandó a The Verve y estos, dando el caso por perdido de antemano, cedieron todos los derechos de su mayor éxito a Jagger y Richards, quienes en realidad no tenían nada que ver con el arreglo orquestal pero ostentaban los créditos de la canción original. Aunque ganaron notoriedad y dieron conciertos por todo el mundo, los de Ashcroft no vieron ni un céntimo por aquel tema y durante años arrastraron cierta sensación de derrota. “Es la mejor canción que han escrito Jagger y Richards en los últimos 20 años”, llegó a declarar irónicamente en una entrevista el líder de The Verve.

Sin embargo y contra todo pronóstico, la crónica de ‘Bittersweet Symphony’ tuvo un final feliz. A mediados de 2019 se hizo público que el vocalista y el guitarra de The Rolling Stones habían renunciado voluntariamente a los derechos sobre la canción y que se los habían cedido a Richard Ashcroft. “Algo verdaderamente amable y magnánimo por su parte”, tal y como manifestó el cantante.


Y cómo olvidar al cantante y compositor Luis Valverde, también conocido como Luixy Toledo, quien asegura ser el verdadero autor del tema Thriller de Michael Jackson… De acuerdo con su relato, en los años 60 registró la partitura de una canción titulada Exorcismo’, tema que, entre otros, formaba parte de un cassette que hizo llegar al Rey del Pop años antes de que lanzase su emblemático ‘Thriller’ y que es prácticamente idéntico al hit que todos conocemos. Incluso en la oscura temática de la letra. Su testimonio, desconcertante y cautivador a partes iguales, es la pieza central del documental ‘El hombre que pudo salvar la vida de Michael Jackson por segunda vez’, dirigido por David Chaumel y estrenado en la plataforma audiovisual Filmin el pasado agosto.


Imágenes | UNSPLASH

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