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El Satie más electrónico llega al escenario de Audioactivity El Satie más electrónico llega al escenario de Audioactivity

Música

El Satie más electrónico llega al escenario de Audioactivity

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Madrid, 1986. Mientras la ciudad se agita al ritmo que dicta la Movida, Patricia Escudero y Luis Delgado, dos músicos con formación académica y enamorados de los sonidos clásicos, abordan un proyecto apasionante.

Por

Luis, seducido por las composiciones de Erik Satie, imagina un acercamiento a la obra del maestro en clave electrónica, utilizando los ordenadores y sintetizadores más modernos del momento. Sueña con publicar ese trabajo a través de su propio sello, El Cometa, un oasis de vanguardia y experimentación, y pide a su amiga Patricia que participe en la construcción de un disco. Experta en piano y clave, acepta la proposición, abraza la tecnología e incluso bautiza el proyecto como ‘Satie Sonneries’. Desde entonces hasta ahora, el álbum se ha remasterizado, la obra original se ha convertido en una auténtica joya codiciada por coleccionistas internacionales y sus autores lo han trasladado al territorio del directo, ofreciendo varios conciertos a lo largo del año pasado. Incluso los equipos empleados en el disco han cobrado relevancia, pasando a formar parte de los más de 1.500 instrumentos del Museo de la Música de Urueña. Aprovechamos la visita de los músicos a La Casa Encendida de Madrid, con motivo del ciclo Audioactivity patrocinado por Alhambra, para preguntarles todos los detalles acerca de un proyecto tan excepcional, repleto de curiosidades y con tanto recorrido.


Pregunta.- ¿Qué recuerdos guardáis del proyecto ‘Satie Sonneries’ original?

Patricia: Pasados los años, queda un recuerdo muy entrañable. Por entonces, el estudio de El Cometa era un sótano muy pequeño donde estaban hacinados muchos sintetizadores y casi no nos podíamos mover, pero las ganas de experimentar con todo ello y la aventura de la grabación compensaban cualquier otra cosa.

P.- ¿Por qué Satie y por qué interpretarlo en clave electrónica?

Luis: En aquel momento, nuestro sello El Cometa de Madrid tenía en proyecto varios discos con diferentes artistas y, de repente, se me ocurrió la idea de que, en la línea de Wendy Carlos o de Isao Tomita, podíamos hacer un disco sobre Satie, ya que, sorprendentemente, no teníamos noticia de que se hubieran hecho adaptaciones electrónicas sobre su obra. Lo más aproximado era el LP ‘The Electronic Spirit Of Erik Satie’ por la Camarata Contemporary Chamber Orchestra que, editado por Deram en 1972, presentaba piezas de Satie arregladas para orquesta de cámara con el Moog como solista. A pesar de lo interesante del trabajo, a mí lo que me interesaba era precisamente lo opuesto, es decir, trabajar sobre las texturas armónicas más que sobre las melodías. Así se lo propuse a Patricia y comenzamos a seleccionar el repertorio.


P.-En el caso de Patricia, ¿resultó complejo pasar del clave al sintetizador?

Patricia: Desde el punto de vista técnico es obvio que son dos instrumentos totalmente diferentes, tanto en la pulsación propiamente dicha como, lógicamente, en la tímbrica que surge de cada uno de ellos. Pero yo, inicialmente, nunca he desechado ningún instrumento de tecla y lo cierto es que el mundo de los sintetizadores era para mi desconocido y de alguna forma una asignatura pendiente. Cuando Luis me propuso el proyecto, me pareció una idea magnífica y sentí que era una oportunidad irrechazable.


P.- ¿Qué posibilidades técnicas os ofrecía la electrónica en 1986?

Luis: El protocolo MIDI estaba en el mercado desde el 83 u 84 y en España aún estaba dando sus primeros pasos. La mayoría de nuestros teclados eran analógicos y comenzaban a salir los primeros digitales. Estábamos simultaneando el control de voltaje analógico con el MIDI. Cuco Pérez y Tomas San Miguel nos dejaron sus DX7, yo acababa de comprarme un Sixtrak de Sequential Circuits, que era también un teclado muy sofisticado, Juan Carlos Fernández Puerta nos prestó su Prophet 2000 y Curro Rodríguez, socio de El Cometa en aquel momento, aportó su MS20 y su Polysix de Korg. Todos los amigos fueron muy generosos.



P.- Habéis vuelto a utilizar aquellos mismos equipos y teclados. ¿Mantenéis alguna conexión emocional con ellos?

Luis: La verdad es que sí. Yo conservo todos y muchos más que fui adquiriendo posteriormente. Hoy forman parte de los más de 1.500 instrumentos de fondos del Museo de la Música que tenemos abierto al público en Urueña, junto a un Mellotron original, un Minimoog, un ARP Odissey, etc. Al directo, la única ‘reliquia’ que llevamos es el M1 de Korg. Todo lo demás son muestras digitales que disparamos desde los teclados maestros o desde la guitarra sintetizada. Nos gustaría llevar los analógicos originales, pero es inabordable por el transporte, la producción, etc. Precisamente la idea de nuestra puesta en escena es la de incorporar las tecnologías actuales al sonido original del LP de El Cometa.




Créditos de todas las fotos | @Arturo Laso/La Casa Encendida. 2020


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