Maestros del tiempo
En Gnomo se venden todo tipo de objetos imprescindibles para la vida diaria que son mucho más que adorables. Tienen encanto, valores y mensaje.
Por Lorena Papí
Lo que se vende en Gnomo no son solo ilustraciones, cuadernos o joyas handmade. Son “objetos absolutamente imprescindibles para la supervivencia contemporánea”.
“Imprescindibles”, porque transmiten alegría y hacen conectar con ese niño interior que se se embelesa ante algo bonito.
“Para la supervivencia contemporánea”, porque se apartan de los convencionalismos. Aportan algo diferente y transmiten mensajes necesarios.
Porque los valores de sus propietarios, las cosas en las que Álvaro Zarzuela y Esther Martín creen, están presentes en ellos, de la sostenibilidad al comercio ético. Con ellos pretenden hacer felices a quienes los compran, aportar humor, amor y originalidad a sus vidas y hogares.
Un plan para disfrutar con tiempo… y del tiempo
Entrar en Gnomo es dejarse llevar con emoción de un objeto a otro. Saborear el momento inspeccionando el lugar. Un plan que se goza más si se vive sin prisa; con el corazón dispuesto a dejarse enamorar.
Es una de esas tiendas a las que el cliente no va solo a comprar. Va a dejar pasar las horas maravillándose con lo hallado. “Hay gente que me cuenta que había pasado muchas veces por delante, pero nunca había entrado porque quería hacerlo con tiempo”, explica Sarah Laveda, que atiende a los clientes y conecta a diario con esas sensaciones.
Por eso, visitar Gnomo es un plan que marida tan bien con disfrutar, antes o después, de una Alhambra Lager Singular en uno de los muchos bares del moderno (pero con solera) barrio de Ruzafa.
Porque ambas propuestas hacen especiales el día a día. Pero solo se viven verdaderamente si se conecta con ese otro modo temporal; ese en el que el tiempo no se divide en horas sino que las horas se convierten en vidas. Ese en el que los sentidos mandan y el tiempo es el sexto; el que inspira al resto.
El origen de Gnomo: una historia de amor
Álvaro y Esther —licenciados en Bellas Artes y Periodismo, respectivamente— se conocieron hace diez años, se enamoraron en dos meses y tardaron menos de un año en lanzar Gnomo.
A él le corría sangre tendera por las venas. Por parte de sus abuelos (que regentaban Artesanía Pilarín, cuyo mostrador de más de 60 años recuperaron para Gnomo) y de sus padres, que abrieron la Gnomo original en Castellón en los años 70.
Pero el suyo era un sueño distinto. Tenía un concepto de espacio diferente cuando le propuso a Esther (que entonces vivía en Londres), a modo de propuesta matrimonial, abrir una tienda juntos. "Había demanda de algo original", explica.
Así nació Gnomo, que cambió de ubicación (de Denia a Cuba, ambas calles de Ruzafa) hace seis años, pero que conserva su magia: un escaparate que atrapa las miradas. Que provoca entrar y perderse entre sus objetos imprescindibles e imperdibles.
La colección de imprescindibles de Gnomo
Cada visita a la tienda es una nueva aventura. Lo procuran cuando seleccionan con mimo sus productos. “Nuestra pasión nos empuja a rebuscar por todos los rincones hasta encontrar ese objeto que hace que tus ojos se vuelvan corazoncitos”, afirman.
“Es el trabajo más complicado”, confiesa Álvaro. “hay que encontrar el equilibrio, para no acabar convirtiéndote en una galería de ilustración, ni en una papelería. Buscamos variedad porque nuestro público también es variado”.
Pero lo diseñado y producido en Valencia tiene un lugar destacado. Son los que llevan la etiqueta 'FAV' (Fet a València). Por eso conocen en persona a la mayoría de ilustradores, de artistas y artesanos con los que trabajan, aunque también acogen propuestas de fuera.
Postales e ilustraciones
Quizás sean los objetos que mejor reflejan ese esmero a la hora de seleccionar lo que ofrecen. Porque todas suponen una vuelta de tuerca del diseño gráfico llevado a la ilustración. A los oficios tradicionales valencianos, reivindicando a la mujer en ellos, como en las ilustraciones de Elga Fernández.
Al turismo monumental, destacando otros edificios en lugar de los típicos, como hace la arquitecta que firma Atypical Valencia. Incluso al propio concepto de postal, con sus tarjetas de semillas que se transforman en celosías, zanahorias o tomates y sus postales-receta.
Mundo botánico
Las plantas tienen un lugar especial en su corazón. Y en Gnomo. Se pueden cultivar en su estación botánica o plantar en una original cabeza de Frida Kahlo, de Sass & Belle.
También están presentes en sus libros. Y en sus planes: preparan un taller de plantas en colaboración con el Centro del Carmen Cultura Contemporánea (CCCC).
Decoración
Hay decenas de formas de alegrar una casa con un objeto de Gnomo. Tantas como tipos de personas entran en su tienda, buscando eso que les encaje. Desde una lámpara en forma de luna (uno de sus objetos más vendidos) hasta máscaras de pared hechas de cartón u originales formas de exponer las ilustraciones. O los libros, en estanterías invisibles, virtuales y redondas.
Tote bags
Feministas, con el eslogan insignia de la casa (A fer la mà, uno de los primeros diseños de juventud de Álvaro) o portando auténticas obras de arte.
Joyas
Virguerías de madera, cortadas a láser, de Materia Rica. Originales complementos en latón envejecido de la firma Agapurni. O de metacrilato y de producción local y sostenible, de Mitumi, que tan bien sabe captar la esencia valenciana en sus joyas cítricas. Por eso está presente también en la original tienda de souvenirs de La Postalera.
Libros
La prioridad son las editoriales pequeñas, frente a las masivas. Como Litera, una modesta editorial valenciana. Siguen la misma norma que el resto: “Cosas que se salgan un poco de los circuitos comerciales. Que no vas a encontrar en otros sitios”.
Una filosofía única
“Compra menos cosas, pero que realmente signifiquen algo para ti. O que a nivel emocional o estético te hagan vibrar. Ese es el requisito para traer cosas a la tienda: todo lo que tengo me lo llevaría a casa. Es algo con lo que conecto. Que me toca alguna fibra”, confiesa Esther.
Es una filosofía compartida y una ética impecable que aplican a cada decisión: elegir una empresa de bicimensajería, reutilizar las cajas, imprimir las ilustraciones en papel reciclado, no incluir cookies en su web, no celebrar Black Friday (sino destinar un porcentaje de las ventas de ese día a una fundación), mover siempre la rueda de la economía local trabajando con pequeños talleres y empresas familiares.
Valores, como la sostenibilidad, que suponen también un cruce de caminos con Cervezas Alhambra: la firma granadina apuesta por esta meta, con proyectos como sus Terrazas Sostenibles.
Pero no es lo único que comparte Gnomo con la firma granadina: la atención al detalle, el esmero, dedicar tiempo a conseguir lo perfecto, es lo que mueve a los maestros de Cervezas Alhambra.
Porque nada que merezca la pena se hace deprisa.
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